Doscientos kilómetros de estanterías recorren las nueve plantas del Archivo General de la Administración, AGA
JESÚS MANUEL GARCÍA. Conoceremos hoy uno de los grandes archivos españoles: el Archivo General de la Administración, popularmente conocido en el mundo de los investigadores como AGA, ubicado en la histórica ciudad de Alcalá de Henares (Madrid). Llama la atención este edificio por su planta triangular, con dos bloques de ladrillo que disponen de nueve plantas cada uno. Estamos hablando de un solar de 16.416 metros cuadrados y una superficie construida de 42.269 metros cuadrados.
En los dos bloques se ubica el depósito de documentos, ocupando una superficie de 28.249 metros cuadrados. Esas zonas se elevan mediante pilastras. El AGA tiene capacidad para albergar 200 kilómetros de estanterías de documentos. Esta nueve sede del AGA se debió al que fuera director general de Archivos y Bibliotecas, Luis Sánchez Belda. El proyecto resultó un hito en la historia de las instalaciones de archivos. Como este proyecto fue incluido en el II Plan de Desarrollo Económico y Social, recibió importantes inversiones nunca antes vistas en el campo de los archivos, poniendo a España en un puesto importante a nivel internacional.
El proyecto del nuevo edificio es de la autoría del arquitecto Juan Segura de Lago, cuyas obras se iniciaron en la segunda mitad del año 1969. Fue en 1972 cuando el AGA recibió el primer envío de fondos documentales y las obras se dieron oficialmente por terminadas al año siguiente.
Este archivo se creó merced al Decreto 914/1969 de 8 de mayo, que configuró de forma definitiva el sistema de archivos del Estado. El AGA tiene sus antecedentes en el siglo XVI, considerado heredero directo del Archivo General de Simancas y del Archivo General Central de Alcalá de Henares, que ya no existe. El de Simancas, desde los tiempos del rey Felipe II recibía los documentos de los consejos y otras dependencias gubernamentales. Con los años se quedaría falto de espacio, lo que motivó que en el siglo XIX se crease en Alcalá, el Archivo General Central, concretamente en 1858. Su ubicación era el antiguo Palacio Arzobispal que desde tiempos lejanos tenían en la ciudad complutense los arzobispos de Toledo. Hoy Alcalá es sede de obispado y dicho palacio alberga la residencia de su obispo así como las dependencias de la curia diocesana.
A este segundo archivo citado llegaba la documentación ministerial y de cuantos organismos fueron suprimidos en 1834. En 1939 un incendio acabó con el Archivo General Central. Fue necesario esperar a 1969, años en que se consolidó el sistema archivístico nacional gracias a la creación del AGA. Se regularon los tiempos para efectuar las transferencias de documentación entre los archivos integrantes de dicha red. Se fijó un plazo de quince años para que cada Ministerio envíe al AGA sus documentos. De igual modo se estableció un plazo de 25 años para transferir al Archivo Histórico Nacional aquellos documentos que, habiendo perdido su validez administrativa, tengan carácter histórico.
La inauguración oficial del AGA se produjo el 27 de marzo de 1976, si bien ya recibía documentación, como se ha dicho, desde finales de 1972. De este modo se acabó con la acumulación de documentos en cada Ministerio, dado que había desaparecido en 1939 el Archivo General Central. Ello obligó a la destrucción de algunos documentos por la insostenible falta de espacio. Todo ese material acumulado en cada cartera ministerial pasó en 1972 en masa al AGA. También recibió los fondos de instituciones desaparecidas con la llegada del régimen democrático: Falange, Sección Femenina, Sindicatos, etc. También recibió documentación de las antiguas colonias de España en África. Cuando en Madrid los juzgados fueron concentrados en el nuevo inmueble de Plaza de Castiilla, se produjo un envío importante de documentación de estos al AGA.
Hoy el AGA cumple las funciones propias de archivo intermedio e histórico, guardando documentos siendo los más antiguos, del siglo XVIII. También sirve a los investigadores. En el AGA hay fondos históricos debido a la saturación de espacio en el Archivo Histórico Nacional. Tiene el AGA la función de decidir qué fondos se envían al Archivo Histórico Nacional y los que pueden ser destruidos, haciendo la debida propuesta a la Comisión Superior Calificadora de Documentos Administrativos.
El AGA es un paraíso de investigadores a la hora de consultar documentación de la historia contemporánea de España, con una riqueza importantísima para estudiar los más diversos aspectos de la historia, política, cultura, sociedad, etc., de nuestro país. Dispone de una amplia sala en la base del triángulo que describe la planta del Archivo, a la que se accede por un largo pasillo de cristal que permite ver el patio interior ajardinado del edificio. Cuenta con los servicios modernos de consulta aunque necesita personal para atender, por ejemplo, las numerosas peticiones de reproducción de documentos que los investigadores necesitan para sus trabajos, evitando ralentizaciones
En esta sede se custodian, organizan, describen, conservan y difunden los fondos de que dispone, que forman parte del considerable patrimonio documental de España. Cualquier ciudadanos que hasta allí se acerque podrá ver qué servicios le ofrecen información de los fondos documentales custodiados y acceso a los mismos, la consulta de documentación original y reproducción documental. A la Administración y a los ciudadanos les ofrece el servicio de antecedentes jurídico-administrativos. El AGA también colabora con instituciones en actividades culturales y educativas, pues organiza las más variadas exposiciones así como visitas guiadas que no interrumpen la actividad diaria del centro. El AGA abre solamente por las mañanas. Lo ideal sería que tuviese el personal suficiente como para abrir también por las tardes y facilitar así más tiempo de consulta a los investigadores.
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