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Por el triforio de la Catedral de Tui

Tramos de nave central con el triforio que discurre sobre la galería de arcos que dan paso a la nave lateral norte. FOTO: J.M.G.
Tramos de nave central con el triforio que discurre sobre la galería de arcos que dan paso a la nave lateral norte. Obsérvense también los brazos transversales que se suceden sobre la nave central, para evitar el colapso de la misma. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Nos adentramos en un recorrido fascinante por las alturas del interior de la magnífica catedral de Tui. El deleite con esta arquitectura de arcos ojivales propios del gótico no defrauda al contemplarla con detenimiento. Tui, junto con Santiago y Lugo forma el grupo de catedrales gallegas que disponen de triforio. La primera fue Santiago, con un triforio románico que influyó en Lugo y el tudense, distinto a los demás, con varios arcos ojivales de menor luz. Dignos de ver. En la sede de Tui del románico queda una parte del transepto, con sus bóvedas de arista, los muros laterales y partes de la tribuna que fue transformada en triforio en el gótico. Románicos son asimismo los muros exteriores de la fachada norte y buena parte de los contrafuertes, excepto, claro, la cabecera que, siendo en origen románica, acabó rehecha a finales del XV.

   Esta catedral posee un recorrido de gran interés por sus zonas altas, a las que se accede por una puerta y escalera situadas en el muro interior de la fachada principal. Entrando en la catedral, a la derecha, se ubica ese acceso a lo más alto.

Triforio en el lado sur de la nave central de la basílica. FOTO: J.M.G.
Triforio en el lado sur de la nave central de la basílica. Se forma con grupos de cuatro arcos ojivales por tramo. FOTO: J.M.G.

   Para el recorrido que pretendemos efectuar nos basta con seguir la escalera hasta alcanzar la tribuna sobre el pórtico gótico. Desde allí, se nos ofrece un bosque de piedra con distintos puntos de interés. Chocan en primer lugar los codos que jalonan buena parte del templo, en su nave central y crucero, cuya función es evitar el colapso del templo. Desde esta tribuna esos codos nos recuerdan a un piso intermedio en medio de la elevada nave catedralicia que precisamente por efecto de esos brazos pétreos horizontales pierde fuerza, pues si miramos desde abajo, desde el pavimento de esa nave central, nos da la sensación de estar en una catedral muy baja, cuando en verdad no es así. Impacta igualmente desde la tribuna el efecto de arcos y columnillas estilizadas del triforio, que recorre todo el templo excepto la capilla mayor. Tanto gris modulado en pilares arcos, molduras y baquetones amén de capiteles impacta realmente. Y nos anima a seguir descubriendo perspectivas a lo largo de todo el recorrido.

Interior de la tribuna por el lado norte donde se aprecian arcos que a modo de arbotantes aguantan la presión de la elevada bóveda de la nave mayor. FOTO: J.M.G.
Interior de la tribuna por el lado norte donde se aprecian arcos que a modo de arbotantes aguantan la presión de la elevada bóveda de la nave mayor. FOTO: J.M.G.

   En esta tribuna por la que caminamos, el profesor Isidro Bango distingue tres zonas: La que discurre sobre las dos naves laterales, el tramo que recorre la nave occidental del crucero y el de la nave oriental de este. Así pues, al estilo románico pertenecen el muro, las columnas y ventanas, además de los contrafuertes sobre los que descansan los arcos fajones de la nave central. La zona de tribuna que se halla sobre los tramos del transepto o crucero tienen diferencias en su decoración pues hay vestigios góticos y como señala Marta Cendón, quedó sin hacer la bóveda de cañón de la cubierta.

Tramo de la tribuna según caminamos hacia el crucero, donde esta se muestra con el pavimento a un nivel inferior del que aquí vemos. FOTO: J.M.G.
Tramo de la tribuna según caminamos hacia el crucero, donde esta se muestra con el pavimento a un nivel inferior del que aquí vemos. FOTO: J.M.G.

   Del estudio ornamental se encargó Yzquierdo Perrín, que da una especial importancia a los canecillos del muro que cierra la elevada nave central. El triforio tudense se origina debido a la altura diferente que suponen los arcos apuntados que separan la nave central de las dos laterales y la que suponen los arcos de medio punto del transepto. De ahí que haya un desnivel y sea necesario el uso de escalones para subir a la tribuna que corre sobre las naves laterales del cuerpo mayor del templo.  Cuando llegamos al crucero hemos de utilizar cuatro escaleras que nos permiten salvar el desnivel, lo que da lugar a que las basas de las ventanas románicas estén bajo el pavimento. A la nave central se abre la galería formada por grupos de cuatro arcos apuntados por tramo, estando tapiados los dos centrales que descansan sobre columnas lisas con capiteles de tipología vegetal y crochets.

Vista de los arcos que configuran el triforio, en grupos de cuatro con los dos centrales tapiados. FOTO: J.M.G.
Vista de los arcos que configuran el triforio, en grupos de cuatro con los dos centrales tapiados. FOTO: J.M.G.
Perpectiva de la neve central, iluminada desde el cimborrio, vista desde el interior de la tribuna. FOTO: J.M.G.
Perpectiva de la neve central, iluminada desde el cimborrio, vista desde el interior de la tribuna. FOTO: J.M.G.

   El triforio de Tui es complejo en su interior pues muestra arcos de cuarto de círculo que descansan sobre contrafuertes exteriores a modo de arbotantes. Hay otros de la misma forma que apoyan sobre los contrafuertes de la nave y que, según Bango, pertenecen al siglo XV. El ala norte del triforino podemos recorrerla hasta el ábside central. El ala sur no es posible recorrerla en el crucero. En este, de tres tramos, en su zona norte se ven dos puertas, una permite acceder a la torre de las campanas y la segunda da paso a un estrecho pasillo que lleva a la galería del triforio.

Interior de la tribuna sobre la nave lateral sur del cuerpo mayor del templo. FOTO: J.M.G.
Interior de la tribuna sobre la nave lateral sur del cuerpo mayor del templo. FOTO: J.M.G.
Perpectiva del triforio sobre la nave lateral norte, visto desde la tribuna occidental del templo. FOTO: J.M.G.
Perpectiva del triforio sobre la nave lateral norte, visto desde la tribuna occidental del templo. FOTO: J.M.G.

  Hacia oriente se detectan señales tales como un vano románico en le muro norte, otro en el tramo más al norte del lado este. También vemos una puerta gracias a la cual se puede acceder a un pasillo o ándito sobre la capilla mayor y que comunica con la otra ala del triforio. Este triforio tudense nos recuerda a dos portugueses: el de la catedral de Coimbra, según Iglesias Almeida y, sobre todo, el de la catedral de Évora, como apunta Espanca. En todo caso, la visita a este triforio es del mayor interés en una catedral que, siendo pequeña, supone una caja de sorpresas por su riqueza artística medieval y por los elementos que tiene que la hacen única.

 

 

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