JESÚS MANUEL GARCÍA. Conoceremos hoy un edificio singular del arquitecto Antonio Palacios en su villa natal de O Porriño. En el año 1909 tendría terminado el proyecto. Su hermano había pedido permiso para construir una casa con farmacia en junio de ese año. El 27 de ese mes Servando Ramilo donó al Concello los terrenos del parque de O Cristo y puso como condición respetar el cierre del solar de modo que nunca se pudiese construir al lado del mismo, como estudió Xosé Ramón Iglesias Veiga. La corporación municipal concedió permiso a José Palacios para levantar un edificio sin luces a O Cristo. El farmacéutico no estaba de acuerdo y recurrió. A pesar de ello, el gobernador no le dio la razón. En 1909 se iniciaron las obras y al año siguiente José Palacios volvió a solicitar permiso para abrir luces al parque. El gobierno local solo le dio licencia para abrir ventanas de guillotina en la planta alta.
Su hermano el famoso arquitecto presentó un proyecto menos ostentoso que el de otras obras suyas. Ideó una fachada reticulada en la que una moldura la recorre marcando la unión entre la planta baja y la primera planta. Esta sencillez de diseño contrasta con un detalle que vemos encima de la puerta de la farmacia, una columna con capitel al estilo medieval.
Palacios decidió redondear la esquina entre las dos fachadas reforzado ese redondeo a lo alto, por una peineta que corona esa zona del inmueble a los pies de la cual el arquitecto puso una nota de color mediante el uso de mosaico en el que se lee Botica Nova de Palacios. Realmente el hecho de concebir una esquina redonda aporta continuidad a toda la fachada que parece una en vez de dos. Volvemos a la puerta de la farmacia, resaltada por un arco que se cruza con las pilastras verticales de íneas rectas de esta fachada cuadriculada. Este detalle del arco en la puerta lo reaprovechará después Antonio Palacios para diseñar esos grandes arcos en fachadas como la del Teatro García Barbón o en el edificio del Banco Mercantil en Madrid.
Esta obra es otro hito singular que distingue a la villa de O Porriño, cuyos responsables municipales, décadas atrás, no supieron mimar el entorno del curioso edificio pues permitieron levantar a su lado la mole mucho más elevada de un hotel. La fachada lateral sin luces de este negocio asciende por encima de la botica de Palacios afectando notablemente a esta, pues parece ahogarla y restarle la prestancia que le corresponde por derecho propio.
La peineta o torre que corona la farmacia es hoy símbolo entrañable de los Premios Círculo que entrega cada año el Círculo Recreativo de O Poriño a sus vecinos más destacados. Realmente el gran Antonio Palacios supo aprovechar bien el bajo presupuesto de que dispuso para satisfacer el encargo de su hermano. Y en aquella rebotica tuvieron lugar tertulias en las que participaban, entre otros, Ramón Cabanillas, cuando era secretario municipal. El poeta dedicó incluso unos versos a la solemne y neomedievalista fachada del Concello, también obra de Palacios, que se construiría años después, entre 1921 y 1924.
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