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Relación con los mass-media (II). El estómago y los regalos

Aparte de almuerzos, los periodistas también son invitados a viajes. FOTO: J.M.G.
Aparte de almuerzos, los periodistas también son invitados a viajes. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Hay empresarios y políticos que creen que van a tener una mejor relación con los periodistas de los medios de comunicación si los invitan a desayunar, a comer o a cenar. Incluso creen que van a atraer hacia ellos el interés del periodista si en determinadas fechas le hacen llegar un regalo. Todos hemos sido invitados a un desayuno oficial, a un almuerzo oficial o a una cena oficial donde se nos pretendía mostrar una novedad interesante sobre cualquier aspecto de la organización convocante. Incluso se organizan viajes a los que se invita a una representación de periodistas de distintos medios. Hemos participado en todos estos actos.

   En primer lugar, el contenido del menú no puede ser abundante porque lo importante al reunirte con los periodistas no es la comida ni el regalo ni el viaje. Es el contenido informativo de lo que le quieres contar. Obviamente si te invitan a comer porque es parte de un ritual informativo, se agradece dicha invitación, pero insistimos, la comida no puede ser lo importante ni si quiera el centro de la atención. Nunca se puede olvidar que los periodistas son comunicadores, no son cocineros. Ellos cocinan mensajes, no alimentos.

   Así pues, menos desayunos, menos almuerzos, solo cuando se crean necesarios. Y si el empresario  o el político quiere invitar y estar más tiempo luciéndose ante los periodistas, puede quedar con ellos en una cena, cuando todos acaben su trabajo en el medio correspondiente, que suele ser tarde. Puede ser un acto más informal, en el que prime el off the record que es preciso respetar, y que quede muy bien acotado. Esta medida lo que proporciona al periodista es recursos, contexto, para entender mejor un hecho e informar mejor, pero sin descubrir ese mensaje que se transmite en la cena para que no se publique al instante. Nunca han de olvidar los convocantes que lo primordial es entregar a los periodistas un mensaje interesante, que la empresa o el partido quiere colocar en la prensa, que llegue a miles y miles de lectores, oyentes, espectadores y cibernautas. Todo lo demás no es necesario, no tiene otra finalidad. Porque si se trata de profesionales del periodismo, no deberán acercarse a la firma convocante a partir de ahora, pues el periodista tiene que ser fiel a su ética y deontología. A él se le paga por informar verazmente, no por comer ni por recibir regalos. La mayoría de los periodistas no se dejan comprar por invitarlos o agasajarlos. Informarán de lo que se les quiera trasladar y nada más.

   No se sorprenda pues, la entidad organizadora, si en otro momento el medio de comunicación informa de algo que no le beneficia, siendo una información veraz. Esos momentos suceden, no porque los quiera el medio sino porque los impone la actualidad y hay que contarlos, lo que no significa en ningún momento una animadversión del medio informativo hacia  la empresa que se hizo o pudo hacerse ilusiones invitando a comer o a viajar al informador. Hay que tener mucho cuidado con todo esto. El periodismo no se puede ver metido en situaciones que le son ajenas. Hay que saber siempre dónde está el límite de la honradez, de la ética para no traspasarlo. Dejarse estar ahí, que es lo que hay que hacer. Pues ya se sabe, aunque es bueno repetirlo cuantas veces sea necesario, que el buen periodismo consiste en contar aquellas cosas veraces que los poderosos no quieren que se sepa. Todo lo demás, es propaganda.

Publicado enComunicaciónPeriodismo

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