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El sonido de la catedral de Ourense. El órgano.

Interior del voluminoso conjunto de tubos del órgano. FOTO: J.M.G.
Interior del voluminoso conjunto de tubos del órgano. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Conoceremos hoy el órgano principal de la catedral de Ourense, un gran instrumento ubicado en la tribuna sobre el Pórtico do Paraíso. El encargo se hizo por el Cabildo a la casa vasca Elezegaray, ubicada en Azcoitia, entre los años 1922 y 1924. Su construcción fue supervisada por el catedrático del Real Conservatorio de Madrid, Bernardo Gaviota. En el año 1937 el Cabildo hizo caso de la recomendación hecha por el arquitecto Antonio Palacios y decidió retirar de la nave central el importante coro de Juan de Angés y Diego Solís. Fue en ese momento cuando se apartaron los órganos antiguos, que fueron a parar a otros templos.

   El nuevo instrumento se instaló en su actual emplazamiento. Hubo que someterlo a una importante restauración en el año 1978, tarea de la que se encargó la firma Azpiazu. Este órgano no tiene caja. Forma un gran castillo al estar tan solo unas decenas de sus miles de tubos a la vista. De caja le sirve la propia arquitectura pétrea de la catedral. Es un órgano que permite un abanico amplio de registros. Ya en pleno siglo XXI precisó otra restauración que fue realizada por la casa Azpiazu, que continúa la tradición de Elezegaray, donde se construyó este instrumento moderno, ecléctico y romántico, que aporta brillantez al culto catedralicio y además se presta para conciertos musicales, de los cuales ya se han celebrado varios en el primer templo diocesano. Los tubos labiales tienen dientes finos y la lengüetería, canales al estilo francés, denominado Bertouneche y también alemán o «de lágrima». La tubería permanece completa aunque en los tubos fue necesario eliminar restos de suciedad debido al polvo. Otros presentaban abolladuras, rasgaduras mientras otros tubos se habían doblado. El óxido se hizo presente en los muelles de las lengüetas.

Otra vista de los diferentes tubos por los que circula el aire que producirá música. FOTO: J.M.G.
Otra vista de los diferentes tubos por los que circula el aire que producirá música. FOTO: J.M.G.

   La acústica de esta catedral es buena, ya que el sonido tarda el alcanzar la cabecera del templo entre 3 y 4 segundos desde que es producido con las teclas del órgano, según la profesora y concertista Soledad Mendive. Escuchado el órgano desde abajo, su sonido resulta muy envolvente por la estructura de la catedral. En este instrumento se puede interpretar bien la música barroca y la del siglo XIX. Cuando fue presentado el 1 de abril de 1924, lo tocaron en concierto el padre Otaño, Luis Urteaga y José Olaizola. La primera composición que sonó en él fue el Preludio de Parsifal con piano y órgano. En aquel tiempo era responsable técnico de la casa Eleizgaray Cía el señor Keller. El concierto de la inauguración se celebró el 29 de Junio de 1924 con Bernardo Gaviota.

   La composición de este órgano es la siguiente: tres teclados de 61 notas, pedalier de 30 notas. Teclado gran órgano: montre, 16 pies; principal, 8 pies; nazardo, 2, 2/3; bordón, 8 pies; octava, 4 pies; lleno, 4 hileras; trompeta magna, 8 pies y clarín, 4 pies; Teclado recitativo: bordón, 16 pies; flauta travesera, 8 pies; trompa noct., 8 pies; octavín, 2 pies; clarín, 4 pies (trémolo). Teclado positivo: violón, 8 pies; salicional, 8 pies; quincena, 2 pies; octavante, 4 pies; clarinete, 8 pies; trompeta real, 8 pies (trémolo). Pedal: contrabajo, 16 pies; subbajo, 16 pies; bordón dulce, 16 pies; bordón, 8 pies; bajo, 8 pies; octava, 4 pies; gran bombarda, 16 pies.

El órgano ocupa la tribuna ubicada sobre el nártex del Pórtico do Paraíso. FOTO: J.M.G.
El órgano ocupa la tribuna sobre el nártex del Pórtico do Paraíso. FOTO: J.M.G.

   Pero en esta catedral hubo más órganos a lo largo de los siglos. El que fuera canónigo archivero de esta catedral, Emilio Duro Peña, documenta en el siglo XIII la presencia en esta basílica del Magister Iohannes organista. Otra cita del año 1456 hace referencia a la obligación impuesta por el Cabildo a Jácome Yáñez para “tanger ós órgaos de esta iglesia en as festas”. Unos años después en 1464, aparece en la ciudad el organero Pedro da Cruña, al que se le encargó hacer nuevos órganos para la catedral más otros dos portátiles “para tanger por la çibdade” lo que nos indica que se trataba de los llamados realejos, órganos que se podían trasladar junto a la capilla de músicos tanto a otros templos como en las procesiones.

Los hermanos Azpiazu hicieron la última restauración del instrumento. FOTO: J.M.G.
Los hermanos Azpiazu hicieron la última restauración del instrumento. FOTO: J.M.G.
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Para arreglar los tubos montaron un improvisado taller en la catedral. FOTO: J.M.G.
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Momento del descenso de uno de los tubos de mayor tamaño que forman el castilo del órgano, carente de caja. FOTO: J.M.G.

   En 1539 el obispo Francisco Manrique de Lara hizo la visita pastoral a la catedral se dejó constancia de una relación de bienes entre los que figiran unos órganos grandes ubicados “en la pared alto a la mano derecha”, otros en el coro, encima de este y otros órganos menores. En los años ochenta del siglo XVI Pedro y Francisco de Montenegro construyeron sendos órganos para ubicar en los dos lados del coro y estaban coronados por las imágenes de Santa Eufemia y San Martiño.

Este es el bellísimo órgano de la capilla del Santo Cristo, que necesita ser restaurado para que vuelva a sonar. FOTO: J.M.G.
Este es el bellísimo órgano de la capilla del Santo Cristo, que necesita ser restaurado para que vuelva a sonar. FOTO: J.M.G.

   En la capilla del Santo Cristo se construyó otro órgano para el culto en este recinto. En 1597 el cardenal Juan Febos, fundador de la capilla de As Neves, regaló un instrumento hecho, dice Javier Garbayo, con los mejores materiales para que produjese un sonido perfecto y no pascioase ruidos al pulsar las teclas. En el siglo XVIII se vio la necesidad de sustituir los órganos antiguos por viejos y se le encargó al franciscano Fray Simón de Fontanes, un nuevo órgano y otro de menor calidad, que estarían coronados con las imágenes ecuestres de Santiago y San Martiño, que hoy se conservan sobre los guardavientos de los portales norte y sur.

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