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En la Torre del Reloj del castillo caldelao

Aspecto exterior de la Torre del reloj. FOTO: J.M.G.
Aspecto exterior de la Torre del reloj. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Hoy vamos a conocer otra torre ourensana: la Torre del Reloj del castillo de Castro Caldelas, ubicada al oeste del complejo defensivo, junto al lienzo que termina en ella. Se trata de una de las tres torres de mayor envergadura de este castillo. Una vez que ya hemos subido a la del homenaje actual, conociendo sus entrañas, haremos lo mismo a la del Reloj, con la diferencia de que no es tan elevada como la primera y no dispone de azotea pues está cubierta con tejado de pizarra sobre el que se ve la estructura que sostiene la campana de las señales horarias.

Puerta de acceso a la torre. FOTO: J.M.G.
Puerta de acceso a la torre. FOTO: J.M.G.

   Esta torre hace honor a su nombre, pues la esfera del reloj mira hacia la villa. Para entrar en esta torre una puerta con arco de medio punto y gruesas dovelas en cuya clave está tallada la letra griega Tau, propia de las armas de la Casa de Lemos, letra que también vemos en el dintel de la puerta de la bodega y en la base de uno de los cubos del muro interno.

   Para alcanzar la puerta de acceso a la torre tenemos que subir por las escaleras que también nos llevan al adarve, de modo que entramos en dicha torre mucho más arriba de su mitad. Desde ahí accedemos también al corredor del monumento. La Torre del Reloj tiene tres niveles. El inferior fue objeto de excavación arqueológica y en ella hallaron diversos materiales propios del castillo que se exponen en el nivel segundo, que es una sala de usos múltiples, al norte, con un piso altillo hacia el sur para exposiciones temporales. Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en la pasada década permitieron confirmar la sospecha de que su espacio inferior estaba saturado de rellenos posteriores a su construcción primitiva. Y permitió abrir un nuevo espacio cultural.

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Vista de la torre desde el adarve. FOTO: J.M.G.
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Otra perspectiva de la torre desde el Patio de Armas. FOTO: J.M.G.

   El tercer nivel es el dedicado al reloj con su maquinaria digna de ver. Esta se protege en un armario hecho con madera de las vigas originales del monumento, debidamente trabajadas para formar a caja de la maquinaria, que se cierra con cristal. Dicha torre tiene planta cuadrangular cuyos lados oscilan entre los 7,5 y 8 metros y los 96, y 9 metros, dada su adaptación al terreno.

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Detalle de la maquinaria del reloj. FOTO: J.M.G.
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Engranajes que marcan el tiempo en la villa. FOTO: J.M.G.
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La urna del reloj se ubica en una esquina del amplio salón superior de la torre. FOTO: J.M.G.

   Al exterior es semejante al resto de torres de este castillo pues muestra grandes bloques de piedra en la parte inferior, deficientemente escuadrados, usando cuñas para asentarlos y conteniendo marcas de cantero. Desde el primer piso o nivel se ve que el edificio ha sido reconstruido tras la revuelta de los Irmandiños, pues ya presenta sillares bien tallados, menores que los de las zonas bajas, bien cuadrados y sin dejar de tener marcas de cantería. Esta torre no solo se vio reformada por la citada revolución sino también por la obra de dotar a la Tulla de un salón noble. Esto hizo que las ventanas de la torre orientadas hacia en N-NO perdiesen su función al quedar ahora cegadas., quedando el vano del primer nivel convertido en puerta de acceso al gran salón.

   En el primer piso de la torre vemos una lareira muy similar a la que se ubica en la Torre del Homenaje, y no falta un horno. Hoy se usa para calentar el vecino salón municipal o para la fiesta del Magosto. No podemos olvidar en ningún momento que todo el castillo caldelao funciona hoya como gran centro cultural de la villa y de la comarca. A esta torre se accedía antiguamente mediante escaleras pétreas de dos tramos rectos que partiendo del patio de Armas seguían por el Camino de Ronda.

Marcas de cantero en el interior de la torre. FOTO: J. M. G.
Marcas de cantero en el interior de la torre. FOTO: J. M. G.

   Tanto el piso superior como el que acoge la maquinaria del reloj, presentan ventanas modernas y contemporáneas. La sala donde se ve el reloj es amplia, está debidamente restaurada con pavimento de madera presidido por el reloj, cuyas entrañas son pieza de museo, bajo las que cuelgan las pesas. Es el reloj de la villa o municipal, del que Sotelo Blanco dice que “constituye una institución en Castro”. Al parecer su mecanismo es igual que el de la Puerta del Sol, y dispone, como aquel, de unas palas o aletas que evitan el descontrol del reloj, como aquel Fin de Año en el que el madrileño dio las campanadas aceleradas.

A la parte superior de la torre se accede desde el segundo nivel a la altura del corredor del pazo-fortaleza. FOTO: J. M.G.
A la parte superior de la torre se accede desde el segundo nivel a la altura del corredor del pazo-fortaleza. FOTO: J. M.G.

   La citada torre, cuyo estado de conservación hoy es excelente, junto con la de la Cárcel está integrada con la Tulla en la parte principal del pazo fortaleza y perdieron sus elementos defensivos al ser cubiertas con tejado. En las excavaciones hechas recientemente en diversas zonas de este castillo lo que se halló fueron piezas cerámicas tanto comunes, como loza y cerámica vidriada. La primera es la cerámica más abundante, utilizada en la cocina y así aparecieron ollas de borde exvasado doble al exterior, ollas de borde recto y ollas de perfil en cuatro sin olvidar cazuelas más anchas que altas. En cuanto a la loza fueron halladas piezas de la Cartuja y también de la clase Pickman, cuyas fechas no se corresponden con anterioridad al siglo XIX aparte de aparecer en niveles sin conexión, totalmente descontextualizados. Y la cerámica vidriada encontrada está tratada superficialmente en un tono marrón amarillento y el vidriado puede verse tanto en una como en las dos caras.

Otra vista del nivel superior del edificio en otro tiempo defensivo. FOTO: J.M.G.
Otra vista del nivel superior del edificio en otro tiempo defensivo. FOTO: J.M.G.

   El otro tipo de material hallado son los metales, como los clavos de cabeza cuadrada o redondeada plana, un candado con llave y una bombarda que es la pieza más antigua que se conoce, compuesta de caña y recámara que albergaba la carga de pólvora. Cada bombarda tenía varias recámaras lo que permitía efectuar como máximo ocho disparos diarios ya que cargarlas y apuntar era tarea muy meticulosa que llevaba su tiempo. La puntería se hacía a ojo y con dos resaltes o joyas. Las bombardas se utilizaron para defender plazas y también para demoler muros de las fortalezas. Otros elementos metálicos hallados, las puntas de ballesta con cabeza pesada, piramidal y un tubo para introducir el astil. Son armas típicas de los siglos XIV y XV y todo parece indicar que se trata de puntas para el tiro con ballesta.

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