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OPINIÓN. Ardesende como ejemplo

JESÚS MANUEL GARCÍA. En el municipio ourensano de Cea hemos visto como hace unos días, en el pueblo de Ardesende, han sustituido un vestigio arqueológico, nada menos que una mámoa, para construir sobre ella un merendero. Algo falla en nuestra sociedad cuando suceden estos casos que atentan contra el patrimonio cultural. El principal problema o causa de este hecho fue la ignorancia, el desconocimiento de lo que tenían en el pueblo y, por lo que se ve, no entendían por desconocerlo. Cuesta creer que los operarios quisieran destruir el vestigio a propósito.

   Por eso es necesario realizar campañas de concienciación en la población acerca de la importancia de proteger nuestro patrimonio. No queda otra. Es tarea urgente y fundamental. Porque si se enseña esta riqueza de una manera comprensible para todos, se la apreciará mucho más. Y se protegerá. Lo sucedido en Cea es bochornoso y vergonzante por el daño causado, porque evidencia carencias educativas básicas y porque no transmite la mejor imagen para el municipio por su lógica expansión a través de las redes sociales. Ni Cea ni ningún otro municipio se pueden permitir estos hechos. No es posible. Los concellos son los primeros que han de velar por la protección de los bienes patrimoniales. Y los vecinos. Y ya es hora de que en las administraciones locales se piense un poco más en serio y de verdad en el patrimonio cultural.

  Hay políticos que le temen a la cultura y no le dan importancia. Porque encima, estas cosas, piensan varios de ellos, no dan votos. Lógico, si te mueves siempre, por la razón que sea, en los amplios y pantanosos terrenos de la ignorancia. Hay municipios cuyos alcaldes se dejan llevar por la inercia y así aguantan mandato tras mandato. No hacen nada creativo, nada que se salga del gris guión trazado. Las cuatro cosas de cada año y ya está. Aunque tengan dinero. Esto, en nuestros días, ya no vale. En la provincia de Ourense, sin ir más lejos, tenemos ejemplos afortunados de todo lo contrario, de ayuntamientos que apuestan por sus bienes culturales porque les va la vida en ello. Porque esta provincia es fuerte en eso y estamos hablando de los ingredientes insustituibles de un buen turismo cultural. Ingredientes irrepetibles.

   Lo destruido en Cea se ha ido, ya no será lo mismo. Ahora han puesto un merendero de tantos. Lo de la arqueología ¿les resbalará a todos? ¿seguro?. Se ha cometido un delito porque se ha vulnerado con alegría la Lei do Patrimonio de Galicia y los hechos ya se han puesto en la mesa de la Fiscalía. No queda otra. Ahora se iniciará una investigación para esclarecer la autoría de este atentado. Y el culpable o culpables deberán pagar por ello. Así de triste y preocupante resulta. Y hablamos de Cea, territorio local rico en patrimonio que hay que estudiar y poner en el nivel que el corresponde. Ya sabemos todos que allí está el imponente monasterio de Oseira. Pero, con todo, Cea es mucho más. Mucho más. Y en medio de ese universo patrimonial esparcido por todas sus parroquias, este verano acabamos de ver el poderío de un merendero sobre una estructura mileraria.

   Recuerdo a un viejo amigo ya fallecido cuando, al referirse a las tonterías de algunos decía: “De numen, nada. Todo é aparato gastronómico”. Esta frase viene muy bien a lo que comentamos. El merendero de Ardesende demuestra que quienes allí lo colocaron, como todos aquellos que le dieron el visto bueno, no tienen inquietudes artísticas, culturales, más bien todo se les reduce a lo gastronómico. Pero conviene recordar que el ser humano no vive solo de pan… Ardesende como ejemplo. 

Publicado enArqueologíaJusticiaPatrimonio

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