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Un «templo» de las ciencias y las artes

Tribuna al norte del salón académico. FOTO: J.M.G.
Tribuna al norte del salón académico. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Conoceremos en este artículo un espacio arquitectónico solemne y civil como es el Paraninfo del Instituto Otero Pedrayo de Ourense. Muchas universidades quisieran contar con un salón así. Su espacio completamente rectangular describe una planta basilical, es decir, consta del patio de butacas para actos académicos y culturales y sendos pasillos laterales que recorren el paraninfo a modo de naves secundarias. Sin duda es la parte más exuberante del inmueble que no deja a nadie indiferente ante una visita detallada. Este salón acogió clases de Arte Dramático, según los responsables del centro y en las tribunas que corren por encima de los dos pasillos laterales se habilitaron en su día estrechas aulas para otras acciones.

Cabecera del salón, con su ornamentación de finales del XIX. FOTO: J.M.G.
Cabecera del salón, con su ornamentación de finales del XIX. FOTO: J.M.G.

   Tan pronto como accedemos al recinto llama la atención su ornamentación, de estilo neoclásico que se acerca al modernismo. Los muros laterales están compuestos de pilastras y columnas que van separando el espacio en tramos en cuya parte inferior hay una galería de huecos adintelados sobre los que se levanta la tribuna, con su balcón, inscrita en un arco de medio punto. Las columnas están adosadas a los pilares y dan hacia el salón. Colocadas sobre un marcado zócalo, presentan decoración en la parte inferior del fuste, que continúa liso para rematar en capiteles corintios sobre los que se se hallan el arquitrabe, el friso y la cornisa y sobre esta, estípites que parecen sostener la cornisa de la que arranca el techo, sobre la que se ven los lunetos y los bustos de los personajes cuyas cartelas se lee perfectamente.

Detalle de una de las columnas adosadas a los pilares. FOTO: J.M.G.
Detalle de una de las columnas adosadas a los pilares. FOTO: J.M.G.

   El cielo se resalta por medio de un gran rectángulo asalmonado colocado en el centro, bordeado por dorados y del que penden sendas lámparas. La tribuna desaparece en la cabecera y pies del salón, convirtiéndose en esta última zona en un pequeño palco sobre la puerta principal.

Vista de la composición del cielo del salón, sobre lunetos que recorren todo el recinto. FOTO: J.M.G.
Vista de la composición del cielo del salón, sobre lunetos que recorren todo el recinto. FOTO: J.M.G.

   Puede compararse este paraninfo con los mejores teatros decimonónicos. Data de finales de aquella centuria, pues fue el 4 e octubre de 1896 cuando se inauguró el nuevo edificio del Instituto, infraestructura que tuvo a gala ser una de las mejores de España en aquellos tiempos. Destacaban el paraninfo, con su soberbia ornamentación y arquitectura, y el salón árabe, en el que había trabajado en sus tallas Balbino Dorrego, siguiendo las trazas marcadas por el arquitecto Daniel Vázquez Gulías y del profesor de caligrafía, Ernesto Rivera Taboada.

Casetones en tonos salmón decoran el techo de los pasillos laterales. FOTO: J.M.G.
Casetones en tonos salmón decoran el techo de los pasillos laterales. FOTO: J.M.G.
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En la parte frontar del paraninfo hay un tapiz con motivos heráldicos obra de una comunidad de religiosas. FOTO: J.M.G.
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En la zona posterior del salón se ve un palco que vuela sobre la puerta principal. FOTO: J.M.G.
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La decoración del paraninfo se apoya en el neoclasicismo entroncando con el modernismo. FOTO: J.M.G.

   En la memoria que se leyó en el inicio del curso 1901-1902, nos dice Enrique Bande, se menciona la rica ornamentación del salón de actos, con su artesonado. Aquella maravilla, como una buena parte del instituto, fue pasto de las llamas en 1927. En este edificio ardió en la madrugada del 8 de diciembre de 1927, llevándose el fuego por delante dos terceras partes del inmueble. Para Bande, la causa de aquel fuego fue el descuido porque el edificio acogía a varios organismos oficiales. Reconstruir lo destruido costó varios años.

Aspecto del pasillo lateral sur. FOTO: J.M.G.
Aspecto del pasillo lateral sur. FOTO: J.M.G.

   En 1971 se asignó la obra de reforma por valor de 7,4 millones de pesetas y en el claustro del 26 de marzo de 1985 se decidió iluminar las aulas superiores del paraninfo y mejorar la megafonía de este recinto. También se llevaría a cabo la mejora del techo del paraninfo, entre otras obras. Cuando se inauguró el edificio era su propietaria la Diputación, que con los años lo cedería al Estado. El salón de actos, que se ubicaba y ubica en el centro del edificio, se ponía a disposición del instituto. Allí estaban, además, la Escola de Artes e Oficios y la Escuela Normal de Maestros, tres centros mantenidos por la institución provincial. En el paraninfo trabajó el pintor Jesús Parada Justel.

   El Paraninfo del Otero Pedrayo fue, en la Guerra Civil, lugar de celebración de juicios sumarísimos. En la posguerra reabrió sus puertas restaurado. El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, inauguró la actual recuperación del salón el 11 de febrero del 2008. Fue preciso contar con 300.000 euros. Las tribunas estaban tapiadas con tableros para aprovechar aulas. Todo el recinto presentaba en aquel entonces un aspecto de poca viveza. Su reforma, llevada a cabo por la Xunta, comenzaba en noviembre del año 2006 para mejorar el pavimento, cambiar butacas, instalar buena iluminación y restaurar la pintura de las paredes que pasaron de un tono grisáceo a otro salmón, de la mano del pintor Antonio Corral Sousa. También fue recuperado el mármol de las columnas y pilares. En este salón caben sentadas 160 personas y hoy acoge diferentes actividades culturales tanto para la comunidad educativa como para el público en general.

Aspecto del muro norte, con la elegancia palaciega que le aportan sus columnas, tribunas y arcos. FOTO: J.M.G.
Aspecto del muro norte, con la elegancia palaciega que le aportan sus columnas, tribunas y arcos. FOTO: J.M.G.

   Este salón luce en toda su parte superior bustos de personajes de las letras y las ciencias, cuya elección fue motivo de gran debate por parte de los claustrales a finales del XIX. Presiden en lo alto el Padre Feijoo y Miguel de Cervantes. Sobre los muros laterales figuran los bustos de Jorge Juan, Columela, Herrera, Cavanilles, P. Mariana, Nebrija, Hernández, Murillo, Orfilia y Balmes. Aquí resonaron, entre otras, las voces de Ramón Otero Pedrayo, patriarca de las Letras Galegas, que había estudiado en su aulas, teniendo como compañeros, entre otros, a Manuel Martínez Risco Macías. Otero sería profesor en este centro. Era el verbo personificado. En este paraninfo uno de los actos en los que intervino fue el celebrado con motivo de la imposición de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio al profesor Xesús Ferro Couselo. En la tribuna se hallaban el profesor Francisco Ogando Vázquez; en la presidencia, Ramón Otero Pedrayo, Carmen Lorenza, Olga Gallego, Xesús Ferro Couselo, Juan Luis Saco y en un lateral se sentaban los profesores Fernando González Suárez y Sádaba además de contar con la presencia de Jesús Taboada Chivite y Xaquín Lorenzo.

   Con motivo de la inauguración oficial del curso escolar en España, el acto central tuvo lugar en Ourense, asistiendo la Infanta Elena. Aunque se centró en el colegio de Vistahermosa, en el Paraninfo del IES Otero Pedrayo tuvo lugar el acto protocolario. Y en ese recinto se celebraron los conciertos de música de cámara Sen Batuta, entre otros.

-En este enlace se trata la reinauguración del paraninfo en el año 2008 tras su restauración: http://centros.edu.xunta.es/iesoteropedrayo.ourense/videos_oficiais.php#ancla_2008_02_11_paraninfo_reinauguracion

Publicado enArquitecturaArteOurensePatrimonioRestauración monumental

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