JESÚS MANUEL GARCÍA. Nuestra cita hoy está en el corazón neurálgico del casco histórico de Alcalá de Henares: la Plaza de Cervantes. Allí vemos una torre de iglesia que no está adosada a ningún templo. Parece una torre de reloj, pero ni reloj ni campanas tiene. Construida en piedra y ladrillo, tiene sus cuatro vanos protegidos por cristales. Se compone de un cuerpo inferior y uno superior, el del mirador con los citados cuatro huecos que hoy carecen de bronces. Esta torre lo fue de la desaparecida iglesia de Santa María, parroquia en la que fue bautizado Miguel de Cervantes un 9 de octubre del año 1547. Esta parroquia fue trasladada a ese sitio en el siglo XV, desde la de San Diego, ocupando la ermita de San Juan de los Caballeros. Establecer allí la nueva parroquia obligó a ampliar la capilla. Luis de Antezana puso el dinero a condición de que se le permitiese disponer de sepultura en la capilla mayor del nuevo templo. Las obras comenzaron en el XV y siguieron en el XVI. Rodrigo Gil de Hontañón dio trazas pero no se llevaron a cabo plenamente. La iglesia vio cerrada su fachada norte en el siglo XVII.
La torre que hoy vemos, fue terminada, al parecer, en el siglo XIX. ¿Qué pasó con la iglesia? ¿Por qué no está? Pues porque con motivo del inicio de la Guerra Civil le plantaron fuego. El edificio quedó destrozado conservándose tan solo la torre y las capillas de Antezana y del Oidor, donde hoy se halla el Centro de Interpretación Los Universos de Cervantes. Avanzado el siglo XX la torre fue de nuevo pasto de las llamas resultando restaurada en los años ochenta, época de la que datan la escalera metálica de caracol interna y el chapitel.
Subir a este edificio cuesta un euro y se hace en la mañana del domingo, previo aviso en la Oficina de Turismo de Alcalá. Se asciende cómodamente por los escalones dentro de un edificio de muros blancos y mucha luz. Una vez en el mirador, es posible salir a tres de los cuatro balcones, cerrados con puertas de cristal. No se puede poner los pies sobre la parte metálica del suelo del balcón, por seguridad, pero sí se puede salir unos centímetros sobre suelo de ladrillo para obtener las mejores fotos de las vistas de la ciudad.
Si nos asomamos por el hueco de la fachada norte, tendremos ante nosotros la vista de toda la Plaza Cervantes, que tiempo atrás era del Mercado, más allá de la plaza vemos la cúpula del convento de San Juan de la Penitencia, a la derecha la cubierta del edificio histórico de la Universidad así como la cúpula de la capilla de las Santas Formas y la de la iglesia de Santa María o de los jesuitas. En la Plaza Cervantes se concentran las instituciones de la ciudad. En ese espacio se celebraba el mercado por el privilegio que el rey Alfonso VIII concedió a la ciudad. Hoy vemos un quiosco de música que data de 1889, fundido en la casa Lebrero de Madrid. De Carlo Nicoli es la estatua del monumento a Miguel de Cervantes. Si miramos a la izquierda de la plaza vemos soportales. Entre otros edificios se halla en ese lugar el Corral de Comedias de Alcalá, del siglo XVII. A la derecha, según miramos la plaza, están los edificios del complejo original de la Universidad, la sede del Círculo de Contribuyentes, de estilo neomudéjar, el viejo Hotel Cervantes y por allí se divisa la blanca espadaña de la capilla universitaria de San Ildefonso.
Si nos asomamos al hueco de la fachada sur, veremos el Cerro de San Juan del Vino, el Colegio de Málaga, el Colegio convento de San José de Caracciolos así como el Colegio convento de los Trinitarios Descalzos. En primer plano están los muros que quedan de los ábsides de la desaparecida iglesia a la que pertenecía esta torre. A continuación se ve la actual Facultad de Historia, edificio del XVII obra de Juan Gómez de Mora, que ocupa lo que fue el Colegio de San Ciriaco y Santa Paula también llamado Colegio de Málaga. El Colegio de los trinitarios es de la misma época y hoy acoge distintos servicios de la Universidad de Alcalá de Henares. Si nos seguimos fijando, veremos la Facultad de Filología, es decir, el histórico inmueble, también del XVII, de lo que fue el Colegio de San José de Caracciolos. Dispone de un gran templo y está considerado como uno de los mejores ejemplos del barroco alcalaíno.
Al oeste volvemos a contemplar el Cerro de San Juan del Vino pero se nos aparece el edificio del Ayuntamiento, construido en el siglo XVII aunque fue modificado en el XIX y en el XX. A nuestra vista se nos muestra la cúpula del antiguo convento dominico de la Madre de Dios, donde hoy se ubica el Museo Arqueológico Regional. También se divisa la torre de la catedral, la más elevada de cuantas hay en el centro histórico de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, con sus 50 metros de altura, de la que ya hablamos en esta web. También se ve la torre del convento de las madres agustinas; la espadaña del convento de Santa Úrsula y la del Colegio Menor de los Carmelitas Calzados, sede hoy de la Escuela Superior de Arquitectura.
Más allá se observa la Torre Garena, de 73 metros y 15 plantas, en la nueva ciudad y, en los días claros, el grupo de rascacielos Cuatro Torres Business Area de Madrid, que superan los 200 metros de altura. Y al fondo del paisaje, la sierra de Guadarrama.
Por el este podemos ver el Parador de Alcalá, la torre de los Basilios, las ruinas de Santa María, el inmueble del Ecce Homo y la mole del Archivo General de la Administración. No defrauda este paseo vertical por el interior de la torre y el espectáculo visual que brinda como premio al esfuerzo de subir. Se nos aparece una ciudad hermosa, de otro tiempo, con cúpulas, chapiteles, fachadas de ladrillo y poca piedra y un cielo azul engrandecido por nubes algodonadas. Una sinfonía de tejados que guardan siglos de historia, de mucha historia y no menos arte que dan forma al alma de esta ciudad complutense de fama universal.
Sé el primero en comentar