JESÚS MANUEL GARCÍA. A la línea de ferrocarril Vigo-Ourense le quedan los días, o las semanas de plena actividad contadas. Tan pronto como pasen las elecciones veremos, más tarde o más temprano, cómo todos los trenes de largo recorrido dejarán de circular por esta vía para salir ya no de la estación de Vigo-Guixar sino de la novísima Vigo-Urzáiz hacia Santiago y de ahí a Ourense, línea de velocidad alta que acorta el viaje entre la ciudad olívica y la de As Burgas en media hora.
Por la línea vieja solo circularán los trenes mercantes, que tampoco son muchos, y los regionales que comunican Vigo con Ourense y Ponferrada-León. Resulta sorprendente el poco interés que se le da a la línea antigua que bordea el Miño hasta Ourense, porque seguramente verá pasar trenes de cercanías pero pocos, con horarios tremendos que poco arreglan a la mayoría de la gente y que no favorecerán el uso del tren.
Esta línea, tan pronto como pierda las circulaciones de largo recorrido, debería ser potenciada con trenes de cercanías aumentando las frecuencias entre Ourense y Vigo y entre Vigo y el polígono industrial de As Gándaras. Es curioso la cantidad de personas que trabajan en el citado parque empresarial porriñés y que no pueden ir en tren desde Vigo porque no coinciden las horas ni se usa el apeadero del polígono. Si el futuro quiere dotar a esa línea de cercanías, mejor le iría al rural que atraviesa, A Louriña, el Baixo Miño, O Ribeiro y Ourense. Y no digamos si también se potencia la otra línea, Ourense-Monforte-Ponferrada, para dar vida a otras muchas comarcas que se verían mejoradas sin duda si dispusiesen de una red adecuada de trenes de cercanías.
El tren es mucho más cómodo que el autobús, no le afectan las nevadas ni las heladas, ni los atascos, y los asientos son más espaciosos que los del autobús, incluso llevan mesillas para leer o trabajar y algunos trenes hasta llevan enchufes en los asientos, para cargar el móvil o para usar el ordenador. Hoy es triste ver cómo entre Valença do Minho y Vigo no viajan más de cinco personas y a veces solo dos hasta el final del recorrido. O las pocas que van en el cercanías León-Ponferrada-Vigo. La gente no viaja porque los horarios de los trenes no se adaptan a sus intereses. No puede ser que haya un tren a primera hora de la mañana y sea necesario esperar luego a última hora de la tarde, perdiendo todo un día. Algo tendrán que hacer en Renfe y en la Xunta cuando los trenes de larga distancia dejen de pasar por O Porriño, Guillarei –donde está el enlace con Portugal vía Tui–, As Neves, Salvaterra, Ribadavia para alcanzar, desde Vigo por Compostela, Ourense. El tren siempre debe ser futuro y excusa para el desarrollo. Si se hace una buena política del mismo, con precios razonables, pues ahora varía, para un billete de cercanías, si se trata de un regional o un tren hotel. Y claro, pagar más de 20 euros entre Vigo y Ourense por una hora y media de viaje o dos horas… El bus tarda una y cuesta la mitad.
Hay que desarrollar una política adecuada de ferrocarril porque el mal llamado, por ahora, Ave, no beneficiará a todos. Y hay que pensar también en los ciudadanos de toda la ribera del Miño.
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