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El sagrado valor universal de las Touza de Ribadavia

JESÚS MANUEL GARCÍA

   En la majestuosa Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 de la Ciudad de México pusieron el sagrado punto y aparte a una primera época de puesta en escena de «Las Touza», pieza teatral basada en hechos reales centrados en Ribadavia (Ourense) en la posguerra española y en plena Segunda Guerra Mundial. Las hermanas Touza plantaron cara al régimen injusto que sufría España y también Europa, salvando la vida a unas quinientas personas. A la sombra de la Torah de la sinagoga del DF, Julia, Lola y Amparo desarrollan su especial vida cotidiana alrededor de una mesa familiar, la de tres hermanas de Ribadavia que se presentan, conversan entre ellas, temen, callan, porque no todo se puede decir. La censura acecha y la palabra, por simple que sea, puede llevarte a la tumba. El ambiente gris se cortaba con un cuchillo. Estamos en la posguerra española vista y sentida desde la actual metrópoli mexicana. Sensibilidad y buen hacer sobre un tiempo, aquí, de vencedores ilegítimos y castigo inhumano a los vencidos en su propia legalidad. Mandiles blancos, melindres, peinados ondulados, años 40. Copas de ribeiro y silencio. No se puede hablar demasiado, mejor calladas o hacerlo con segundas o, simplemente, nombrar con otras palabras aquello inombrable.

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Laura Aréchiga, Sandra Garibaldi y Adriana Focke dan vida a Julia, Amparo y Lola Touza respectivamente. FOTO: Andy Castro.

   Gloriosa actividad salvadora de seres humanos cuyo pecado era ser judíos, a los ojos de los detentadores de un poder satánico en media Europa y en España. Se oyen pasos que resuenan con eco de interior, marcialmente, quizás sea la pareja de la Guardia Civil que se aproxima. Y las Touza esconden a sus huéspedes. No hay tiempo que perder sino vidas que salvar. Labor humanitaria, valor universal que pasa vidas por Ponte Barxas a la vecina tierra lusitana. Se oye el latido cansino de la locomotora de vapor que se aproxima a los andenes de la estación de la capital de O Ribeiro. Un tren en el que seguro llegan nuevos refugiados, pero no se puede decir. No se habla. Se murmulla con disimulo y se actúa. La noche, el taxi, el bosque, las curvas de la carretera y la luna. Fondo negro que marca el rumbo esperanzador a la libertad.

   Original y magistral trabajo salido de la dramaturgia de Alfonso Cárcamo, dirigido por Carla Soto con el elenco formado por Laura Aréchiga (Julia), Adriana Focke (Lola) y Sandra Garibaldi (Amparo) y que durante el mes de septiembre y este octubre se ha visto y disfrutado en el escenario del Foro Shakespeare y en la Sinagoga Histórica Justo Sierra. Remate brillante a una iniciativa cultural que ha sorprendido en Galicia precisamente por esa sensibilidad de que los ecos de las tres mujeres de Ribadavia llegasen sorpresivamente a México por el interés de Adriana Focke y todo el equipo, que recibió de buen grado la propuesta. Es la historia de un riesgo constante y de un silencio profundo. El ambiente y el retrato de una época que tiene que servirnos como contundente lección para que no se repita jamás. Benditas memorias de Ferro, que abrieron los ojos de todos dando noticia de estas tres Justas entre las Naciones como se puede leer en su monumento ubicado en Jerusalén. Y el placer de haberlo contado en primicia periodística aquí.

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