JESÚS MANUEL GARCÍA. El campus universitario de Ourense va a vivir un cambio en uno de sus edificios, que le proporcionará el primer jardín vertical de la ciudad. El proyecto ya está hecho, pues ha sido el trabajo de fin de grado defendido por su autora, Laura Pimentel Pérez, con el que terminó los estudios de Ingeniería Agraria en la Facultad de Ciencias, bajo la dirección del doctor Benedicto Soto. Este proyecto, que consiguió la máxima calificación del tribunal académico, se va a llevar a cabo al menos en la fachada sur del Edificio de Ferro. El título del proyecto es Diseño de un jardín vertical en el Edificio de Hierro. Laura Pimentel dice que todo empezó viendo una revista en la que se hablaba de los jardines verticales. “Me pareció interesante y quise diseñar uno, para ello contacté con el decano de Ciencias, Pedro Araujo, para enfocarlo, encargándose de mi dirección Benedicto Soto”, señala la autora.
El espacio para ajardinar se corresponde con la fachada sur del edificio universitario y ocupa una extensión vertical de 857 metros cuadrados. Lo que pretende esta iniciativa, según Pimentel Pérez es, en primer lugar, un objetivo estético que atraiga la mirada del público dada la variedad de colores que tendrá el jardín a lo largo del año. También se busca el “mantenimiento del contacto de los ciudadanos con la naturaleza dentro de la ciudad” además de reducir el gasto energético durante las estaciones de calor mediante un aislante térmico natural.
Como se sabe, este edificio tiene sus fachadas de hierro y cristal, lo que lo convierte, en primavera y en verano en un invernadero, dificultando el uso interior del mismo. Ese calor interno se verá mitigado mediante lo que la autora del proyecto denomina “un pulmón biofiltro proporcionando aire limpio y fresco en su entorno”. Para afrontar este proyecto técnico hay que efectuar una selección de especies vegetales, tener presente también el condicionante del sustrato cuya profundidad va a estar limitada por la profundidad de la jardinera. Pimental ha escogido especies vegetales de hoja caduca para que sea posible la entrada en el edificio de la luz del sol en el invierno, y especies con hojas perennes para el verano, con lo que se evitará el aspecto de abandono de la estructura.
El sistema de riego será por goteo automático para ahorrar agua y evitar que las macetas se llenen de agua. Estas serán de PVC, más económicas. Laura Pimentel plantea, pues, un jardín de doble piel o capa, que estará separado de la fachada del edificio. Como en ella hay balcones corridos no transitables, que solo se utilizan para limpieza y servicios, en dichos salientes o pasillos se pondrán las jardineras, que medirán 100 x 45 x 40 centímetros cubriendo toda la balconada. Entre las cuatro plantas de la fachada del Edificio de Ferro se colocará una red de cable de acero inoxidable de tres milímetros de sección, con una altura de unos tres metros, dejando un espacio para labores de mantenimiento en dichas jardineras y cuya longitud dependerá de la del balcón donde se vaya a instalar, cubriendo así toda la superficie de la fachada sur.
En el fondo de cada jardinera se colocarán cinco centímetros de bolas de arcilla expandida, material ligero de elevada porosidad, muy bueno para aligerar el sustrato y permitir el drenaje de la jardinera, lo que hará que no se produzcan encharcamientos en estas. El espacio restante se rellenará con un sustrato de cultivo universal compuesto por diversas turbas. Sobre este se colocará una capa de corteza de pino para retener la humedad.
Gracias a este proyecto veremos cómo esa fachada se va a ver decorada con plantas trepadoras caducifolias y perennes, de diferente floración y gamas de color, que embellecerán sin duda el edificio. En cada maceta se colocarán por este orden, una planta de porte bajo, una trepadora y una planta de porte bajo. Y así a lo largo de las cuatro plantas de la fachada. Colocar todo esto en un espacio vertical de hierro y cristal como el que nos ocupa supone unas cargas que han sido bien calculadas por Laura Pimentel para no abusar. Y así le sale un resultado de 72,1 kilos por metro lineal. Ha tenido en cuenta el peso de las jardineras, sustratos y plantas; la carga de viento en la superficie de la planta; el peso del rocío, la lluvia y la nieve más el propio peso de la estructura de acero y sus anclajes, de acuerdo con el Código Técnico de la Edificación. Por ejemplo, la carga de viento engloba la presión de este, la succión y el viento lateral. Señala la autora que aunque el viento se cuela entre la vegetación, “se sobredimensionará el peso considerando la masa vegetal como una superficie sólida”. El efecto de la succión tiene lugar cuando el viento sopla en paralelo a la superficie vegetal por lo que las fuerzas de tracción resultantes tienen que ser transmitidas a la estructura del edificio mediante anclajes. Pimentel Pérez ha obtenido que la succión puede representar 80 kilos por metro cuadrado en la planta quinta del edificio. En cuanto al peso del rocío, la lluvia o la nieve, se calculan en función del peso de la planta por dos, dando 24 kilos por metro cuadrado.
En el Edificio se Ferro se hallan las oficinas del Vicerrectorado del Campus de Ourense, las diversas aulas de las facultades de Historia y Ciencias de la Educación; el salón de grados, el Museo Pedagóxico y otras dependencias varias entre el salón de actos, aula de informática y otros servicios varios del campus.
Este proyecto con el que se graduó la joven ingeniera agrónoma, tiene un presupuesto de realización de 41.000 euros. Y todo parece indicar que se hará realidad pues hay interés de la Universidad en poner una solución a los problemas de temperatura en el Edificio de Ferro, de un modo sostenible y económico a la par que creativo.
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