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Un gran palacio para el arzobispo compostelano

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Fachada principal del palacio, con una simétrica distribución de elementos en cuatro niveles, desde la planta baja a la tercera, cuyas pequeñas ventanas alternan con la balaustrada que recorre toda la parte superior del inmueble. FOTO: J. M. G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Nos acercamos hoy a conocer un edificio emblemático en la archifamosa Praza do Obradoiro de Santiago de Compostela. Se trata del Pazo de Raxoi, prominente fábrica neoclásica de evidente aire francés que cierra este espacio monumental de primer orden por el costado occidental. Fue su promotor el arzobispo Bartolomé Rajoy, en la segunda mitad del siglo XVIII, es decir, que las obras dieron comienzo en el año 1766 para quedar la obra rematada en 1777, si hacemos caso a la inscripción que se nos muestra en la fachada principal y que dice así: «Principió la obra de este gran Seminario el año 1766 y se concluyó en el de 1777. Lo hizo, siendo señor y arzobispo de esta ciudad y arzobispo de Sangiago el ilustrísimo señor Don Bartolomé de Rajoy y Losada, doctoral que fue de esta Apostólica y Metropolitana Iglesia y comisario general de cruzada. Nació en la villa de Puentedeume, provincia de Betanzos, el año de 1690 y falleció en el de 1772».

El inmueble mide 84 metros de largo y se levanta donde con anterioridad hubo un castillo prisión. En el frontón central de la fachada principal un bajorelieve que representa la famosa batalla de Clavijo, tallada en mármol y salida de las manos de José Gambino y su yerno. Trabajaron teniendo como modelos los dibujos que para la ocasión hizo Gregorio Ferro. Yzquierdo Perrín señala que estos fueron también los autores de la escultura de Santiago a caballo, o Matamoros, que corona la fachada.

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Elegante ángulo donde se unen la fachada oriental con la sur de tan singular palacio. FOTO: J. M. G.
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Elegancia y sobriedad neoclásica en el zaguán del palacio. FOTO: J. M. G.

Las trazas de este gigantesco edificio en Santiago se deben a Andrés García de Quiñones. También se pidieron planos al francés Carlos Lemaur e incluso al arquitecto local Lucas Ferro Caaveiro. Quienes acabaron esta magna obra fueron Alberto Ricoy y López Freire, a los que no les faltó el apoyo de Fray Manuel de los Mártires. Tal como se lee en la inscripción arriba mostrada, este palacio iba a albergar el Seminario de Confesores, las dependencias municipales de la ciudad y acogería también a los niños del coro de la Catedral. En sus salas se instalarían también los juzgados de primera instancia y el municipal. Con el paso de los años, la planta baja se dedicó a oficinas de la policía secreta y de la policía armada. Perrín señala que en el sotano estaba la cárcel, «un lugar lóbrego que ya daba miedo desde la misma puerta».

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Detalle de la fachada trasera, con una terraza sobre un pabellón que une los dos salientes del edificio y delimita un patio de luces, apreciándose bien los distintos niveles del monumental inmueble. FOTO: J. M. G.

En la actualidad tienen su sede en el Pazo de Raxoi la presidencia de la Xunta de Galicia, el Concello de Santiago de Compostela y el Consello da Cultura Galega. Se trata de un edificio de grandes dimensiones que aporta un cierto aire francés a la plaza en la que se dan la mano los estilos barroco, románico y plateresco en monumental armonía. El palacio consta de sótanos, planta baja, primera planta, segunda y ático. Su fachada principal presenta una fuerte simetría articulada por un frontón triangular al centro y sendos frentes semicirculares laterales apoyados en columnas de orden jónico.

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Otra bella perspectiva de la terraza y la fachada trasera, que recuerda a los palacios franceses. FOTO: J. M. G.

En la misma fachada los vanos de cada nivel descienden de tamaño a medida que se sube de planta. Así, en la primera se suceden balcones; en la segunda, ventanas con varanda, más reducidas y en el tercer nivel, ventanucos que iluminan, entre otras, las salas del Consello da Cultura Galega. Esta rectitud contundente de la fachada principal no se da en las demás, en el sentido de que no son fachadas corridas sino que están estructuradas con salientes a modo de pabellones que se unen por otro transversal culminado en una gran terraza, que forma un patio de luces.

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Pilastras y bóveda de medio cañón para proteger de la lluvia a los viandantes que se refugian en esta zona de la planta baja del palacio. FOTO: J. M. G.

El Pazo de Raxoi es lugar de encuentros culturales promovidos por el Consello da Cultura Galega, que los celebra en la planta superior, en un salón de actos bajo cubierta desde el que las vistas del Obradoiro son únicas.

Caja de la escalera y ascensor para acceder a las dependencias del Consello da Cultura Galega. FOTO: J. M. G.
Caja de la escalera y ascensor para acceder a las dependencias del Consello da Cultura Galega. FOTO: J. M. G.
Salón de actos del Consello da Cultura galega, en la clausura de un curso sobre nuevos paradigmas en la comunicación del patrimonio cultural. FOTO: J. M. G.
Salón de actos del Consello da Cultura galega, en la clausura de un curso sobre nuevos paradigmas en la comunicación del patrimonio cultural. FOTO: J. M. G.

 Tan singular edificio monumental adquiere una fuerza inusitada con la perspectiva que ofrece al descender a pie por la escalinata de la avenida de Raxoi. Una fuerza parecida muestra desde allí la impresionante verticalidad casi gótica de la barroca fachada de la catedral. Dependiendo, pues, de los rincones, se nos muestran muchas facetas de una misma ciudad, la histórica urbe compostelana.

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