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OPINIÓN. No es la mansión de los Adams

JESÚS MANUEL GARCÍA

Veamos. El Álvaro Cunqueiro no es la mansión de los Adams sino un moderno hospital, de avanzado diseño, con su estética dentro de la nueva arquitectura de este tipo de centros que tiende más hacia lo horizontal que hacia lo vertical. Bien. En toda la zona de consultas el servicio es impecable, por el trabajo intenso de sus profesionales, cierto. No hay queja, salvo la larga cola ante el mostrador de citas, que bien podía solucionarse con más personal. Y en varios servicios, aparte de que haya escasez de personal, no falta su gran profesionalidad. Pero continúa habiendo problemas que no son, como ha dicho el conselleiro, “problemillas”. Ya nos llegó a los españoles en general y a los gallegos en particular con aquellos desafortunados “hilillos de plastilina” para la historia.

No se trata en estas líneas, ni en las del resto de los medios de comunicación sensatos y rigurosos, de crear alarma social, porque ello no es objetivo del periodismo serio, por mucho que a los políticos les guste despreciar a quienes cuentan simplemente lo que sucede, pero que no les agrada. Caso diferente es que la propia realidad origine per se esa alarma y desasosiego en la sociedad, que es muy distinto. Dije líneas arriba que el Álvaro Cunqueiro no es ni pretende ser la mansión de la familia Adams. Pero oye, a veces se le parece un ápice. Aparte de sus seis «velas», se escuchan voces en la noche y en el día, la de un ordenador que emite una grabación femenina, aséptica, no de ultratumba, anunciando una posible evacuación del edificio. Que sea un simulacro está bien, pero que suene en varias horas, en urgencias o donde coincida, el paciente no tiene por qué saber que es falsa alarma. Cuidado con esto por lo del cuento del lobo! No es la casa de los Adams pero aquí, aunque los filetes no salten y se retuerzan vivos en el plato como le pasaba a Miércoles, la comida viene quemada, fría, cruda y, de vez en cuando, ¡zas!, con gusanito para enriquecer la dieta proteínica.

No es, vuelvo a decir, la mansión de tan monstruosa familia, mas hemos sido testigos de cómo se ha denunciado que a un paciente no pudieron serrarle debidamente el cráneo para operarlo y a falta del oportuno instrumental, le practicaron el fresado de la tapa de los sesos, técnica más agresiva que la de la sierra, pero no quedaba otra…

Usamos el símil con los Adams, por poner algo de humor como medicina, pero esto que lee el amable lector no es una broma sino algo mucho más serio. No se puede consentir más. ¡Basta! Llueve sobre mojado. Entramos en los peores meses, de temporales, lluvias, gripes… y confiemos que cada profesional sepa hacer su trabajo, los políticos también, después de haber metido la pata por electoralismos e intereses extraños, o no tan extraños, que a veces nos hacen pensar que viven en otra realidad cuando están obligados a tener los pies bien firmes en esta tierra. Han de coger el toro por la cornamenta y arreglar cuanto antes tan gris panorama hospitalario porque la salud de los vigueses y del resto de los gallegos no tiene precio. No se juega con ella. No hay voto que valga. Y aunque parezca de perogrullo, triste es tener que recordárselo a quienes parece que han actuado por puro capricho o cabezonería. Arreglen el desaguisado, aunque los políticos de bata blanca no lo publiciten. Con la salud no te puedes callar, no podemos callar porque es sagrada, sin demagogias. Hay que dar servicio excelente desde todas las áreas del hospital, bien equipadas, al ciudadano. Sin más. Y sin menos. Luego ya nos ocuparemos nosotros de propinar el servicio excelente a cada político desde las urnas, según su valía.

Publicado enOpiniónSanidadUncategorizedVigo

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