Saltar al contenido

Monumentos con buena acústica

Interior de la iglesia de Santo Domingo. FOTO: J.M.G.
Interior de la iglesia de Santo Domingo. FOTO: J.M.G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. En la ciudad de Ourense hay varias tipologías de iglesias que o bien pertenecen o pertenecieron a congregaciones u órdenes religiosas, lo que influyó en su diseño, para dotarlas de la acústica deseada. Vamos a empezar por un templo barroco, el de Santo Domingo, orden de predicadores. Obviamente perteneció al antiguo y desaparecido convento dominico de la ciudad. Es una iglesia recoleta, no muy grande, la nave es única y su altura no es sobresaliente. Para que resonase bien su predicación a los fieles en aquella caja de piedra. Esta orden contaba con miembros muy bien formados intelectualmente que ocupaban cátedras de Teología en París. Aunque el templo que dejaron en Ourense no es medieval, sí responde plenamente a su fin: facilitar muy bien la audición de los sermones.

   Si nos acercamos a la iglesia de San Francisco, a pesar de estar modificada con respecto a la original, observamos su amplia nave cubierta de madera. Los franciscanos, orden mendicante, establecieron que sus templos no se cubrirían con bóveda excepto el presbiterio. En Ourense lo vemos muy bien. Sólo hay bóvedas góticas en la capilla mayor y en las dos laterales, la zona más ornamentada del edificio. Cubrir de madera la nave era signo de pobreza y de austeridad, características propias de estos frailes. Pero es que, además, la cubierta de madera sobre los muros de piedra favorecía la buena condición acústica del templo, lo que facilitaba que se escuchase bien y se entendiese mejor lo que el predicador decía.

La nave de San Francisco está cubierta con madera. FOTO: J.M.G.
La nave de San Francisco está cubierta con madera. FOTO: J.M.G.

   Al entrar en San Fracisco no vemos columnas sino un espacio rectangular y elevado, la nave única, diáfano. Desde cualquier rincón se divisa bien la capilla mayor sin dificultad. Ello permitía gran concentración de fieles que podían escuchar perfectamente al predicador que a ellos se dirigía utilizando no el latín sino la lengua vernácula. Para las órdenes mendicantes era fundamental la palabra, de ahí las buenas condiciones acústicas de sus espacios de culto y la colocación del púlpito fuera del área del presbiterio. Obviamente todo ello obedece a razones acústicas, como estudiaron Sendra Salas y Navarro Casas. Los franciscanos despreciaron el modelo de planta basilical, que utilizaban los cistercienses o los benedictinos, por ejemplo, y reducían las naves a una, por los motivos ya expuestos.

En el templo franciscano las bóvedas y la mayor ornamentación se localiza en las tres capillas de la cabecera. FOTO: J.M.G.
En el templo franciscano las bóvedas y la mayor ornamentación se localiza en las tres capillas de la cabecera. FOTO: J.M.G.

   Caminamos ahora hacia Lamas Carvajal para entrar en la iglesia de Santa Eufemia, diseñada por sus primeros propietarios, los jesuitas, orden de grandes intelectuales. Vemos un espacio de tres naves y planta de cruz latina con el brazo poco desarrollado. Las iglesias jesuitas siguen el patrón de Il Gesú de Roma la cual, a su vez, debió de tener su modelo, según algunos estudiosos, en San Andrea de Mantua. Conviene señalar que fue en el Concilio de Trento donde se defendió y estableció una mejor condición acústica para el templo cristiano puesto que se daba importancia a la predicación en la Contrarreforma. Por tanto el templo de esta época en los jesuitas tenía que ser un espacio para celebrar misas, predicar sermones y celebrar el sacramento de la penitencia. Eran templos para escuchar y para ver los gestos rituales.

   Hay un documento de Francesco Giorgi, de 1535, dando instrucciones para los nuevos templos franciscanos, estableciendo que la nave se cubriese de artesonado de madera pintada de gris por ser un color más duradero. Ese artesonado con cuadrados lo veía muy apropiado para la prédica. Como señalan los autores arriba citados, el texto de Giorgi revela que tenía conocimiento de las condiciones acústicas y de cómo se difunde el sonido. Volviendo a Santa Eufemia, destaca su nave central y las dos laterales, en cuyos tramos de suceden capillas. Un templo que, además, tiene tribunas superiores sobre los dos muros de la nave principal, para acoger a más fieles.

Vista de la tribuna sobre la nave sur de Santa Eufemia. FOTO: J.M.G.
Vista de la tribuna sobre la nave sur de Santa Eufemia. FOTO: J.M.G.

   La voz del predicador sin duda resonaría con energía y sin dificultad en ese espacio interior, cubierto con bóveda de cañón y cúpula en el crucero. Otro detalle a tener en cuenta es que en aquellos tiempos las iglesias no tenían bancos, mobiliario este que introdujeron los templos protestantes. Preocupaba el problema del eco derivado de la arquitectura, y también el modo en cómo se ocupaba el edificio por los fieles. La gente se colocaba de pie, en la nave, y ello absorbía el eco que sí se apreciaba con la iglesia vacía. La introducción de los bancos ayudó a favorecer esa absorción del eco favoreciendo la acústica para escuchar la voz del sacerdote con nitidez. Los bancos y las tribunas citadas ayudaban a eliminar la reverberación del sonido. En las tribunas se colocaban los religiosos y sus alumnos para seguir los actos litúrgicos.

Otro detalle de la tribuna de Santa Eufemia. FOTO: J.M.G.
Otro detalle de la tribuna de Santa Eufemia. FOTO: J.M.G.

   En la ciudad de Ourense aún podemos citar otro templo, el episcopal, es decir, la catedral. Un edificio medieval, cuya construcción empezó en estilo románico para ser terminado añadiendo elementos protogóticos como los arcos ojivales de sus naves.

La catedral tiene una acústica aceptable en su interior medieval. FOTO: J.M.G.
La catedral tiene una acústica aceptable en su interior medieval. FOTO: J.M.G.

   Tiene buena acústica favorecida por la piedra que todo lo envuelve aquí, y por las naves y capillas laterales, por las que se extiende el sonido. Esas capillas ayudan a rebajar la reverberación de la basílica y mejoran la difusión del sonido por todo el interior. El uso de tapices o colgaduras también ayudaba a mejorar la acústica en estos templos.

Publicado enArquitecturaCatedral de OurenseOurensePatrimonio

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *