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El coro pétreo gótico de Ourense

Restos del coro gotico en en un sepulcro episcopal. FOTO: J. M. G.
Restos del coro gotico en un sepulcro episcopal atribuido a Don Pedro Yáñez de Nóvoa. FOTO: J. M. G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Las influencias de la catedral de Santiago en la de Ourense son varias, y una de ellas es el hecho de haber tenido esta basílica un coro de piedra al estilo del que el Maestro Mateo talló para el templo compostelano. La catedral auriense se comenzó a construir en el siglo XII y nada más terminarse la cabecera, se supone que contaría con un coro de madera provisional para uso del cabildo. Esos sitiales estarían colocados alrededor del ábside, rodeando el altar. A medida que las obras del templo avanzaban hacia poniente, ya en el siglo XIII o, como dice Emilio Duro Peña, en los primerísimos años del siglo XIV, se levantó en la nave central, «a la altura del transepto», un coro gótico hecho en piedra que, aunque inspirado como decimos en Mateo, contendría la evolución estilística del románico hacia el gótico.

Resto del coro gótico en el Museo Municipal. FOTO: J. M. G.
Resto del coro gótico en el Museo Municipal. FOTO: J. M. G.

    No hace demasiados años, por medio de un radar, se detectaron los cimientos de dicho coro en la nave central. Pero es que resulta fácil ver huellas del mismo en distintas partes del templo, a modo decorativo. Del coro pétreo son las piezas que decoran la base de la mesa del altar mayor, al igual que las piezas de idéntico diseño sobre las que se alza el sepulcro de la infantina, en la nave lateral norte o en el primer sepulcro de los cuatro que de obispos hay en el muro de la nave lateral sur. Incluso en la colección epigráfica de la catedral hay alguna pieza que podría pertenecer a dicho coro. Y en el vestíbulo del Museo Municipal de Ourense luce otra pieza gótica cuya procedencia es evidente. Por cierto que el recorrido histórico de esta pieza concreta pasó por un muro del patio del colegio marista, desde el que fue trasladada de nuevo cerca de la catedral, estando en el citado museo.

   Duro Peña nos dice, además, que frente a estos elementos arqueológicos que hemos citado y que ilustran las imágenes, hay un testimonio documental que se conserva en el Archivo de la Catedral (ACO) y que data de finales del siglo XVI. Se trata de una descripción que hizo el canónigo Juan Pérez de Nóvoa el cual indica que vio el coro viejo y pobre, con sillas sin espaldares adecuados, lo que nos hace pensar que quizás el coro no fuese todo de piedra e incluyese sitiales de madera.

Vestigios del coro medieval en la mesa del altar mayor. FOTO: J. M. G.
Vestigios del coro medieval en la mesa del altar mayor. FOTO: J. M. G.

   Aquel coro se componía de dos partes paralelas, la del lado derecho o del Evangelio contenía las sillas del rey, del deán, del arcediano de Castela, el de Varoncelle además del maestrescuela y el arcediano de Celanova y el de Caldelas. A continuación tenían su asiento cuatro canónigos cardenales y nueva canónigos diáconos. En la parte izquierda, o de la Epístola, se sentaban, por este orden, el obispo, el chantre, el arcediano de Limia, el de Búbal más el tesorero, el abad de la Trinidad y el arcediano de Ourense, a continuación las dignidades más cuatro canónigos cardenales y nueve diáconos.

Restos del coro gótico en el sepulcro de la infantina. FOTO: J. M. G.
Sepulcro de infantina. FOTO: J. M. G.

   En los asientos de la zona inferior o coro bajo se ubicaban los doce racioneros, cuatro capellanes curados, cuatro dobleros más los capellanes y clérigos de coro. Los huéspedes tenían asiento en el coro alto, de acuerdo con su rango y en el coro bajo se situaban temporalmente dignidades y canónigos en los seis primeros meses de noviciado y los canónigos del coro alto que eran castigados por el cabildo.

Publicado enCatedral de OurenseOurensePatrimonio

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