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Matemáticas en la catedral de Ourense

Espiral en la fachada norte de la catedral. FOTO: J. M. G.
Espiral en la fachada norte de la catedral. FOTO: J. M. G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. De un tiempo a esta parte diversas disciplinas de conocimiento tocan el campo del patrimonio monumental, entre ellas, las matemáticas. En Burgos un grupo de profesores publicó en el año 2009 un libro que precisamente trata de aplicar el conocimiento de esta ciencia exacta en el edificio de la Catedral burgalense. Los docentes idearon un producto con el que estimular en los alumnos el desarrollo del método de trabajo en matemáticas, es decir, descubrir e investigar. También pretenden relacionar la aritmética y la geometría en un entorno artístico a la vez que inculcar el gusto por las matemáticas y potenciar el uso de las tecnologías de la comunicación. Y lo que vale para el templo mayor de Burgos vale para otras catedrales, como la ourensana, por ejemplo. Se trata de buscar elementos matemáticos en la planta, en los arcos, en el cimborrio, en los suelos, etc.

   No debemos olvidar que el edificio de una catedral medieval está presente el número y su belleza. El número áureo, las medidas del trazado del templo, su patrón, la aplicación del simbolismo, el pórtico triple, la cuadratura del círculo, el trazado regulador y cuantos cálculos permiten levantar estas montañas huecas, con lenguajes para iniciados y claves ocultas que les dan encanto siglo tras siglo. Sus constructores se divertían trazando rectángulos, triángulos y polígonos con ciertas características geométricas y con ángulos cuyos valores trigonoméricos están en conexión con el númeo Phi. Bernardo de Claraval, en su libro De Consideratione, donde recurre a la pregunta de San Pablo en su Epístola a los Efesios (III-18) cuando cuestiona: “¿Qué es Dios?” a lo que responde: “Él es longitud, anchura, altura, profundidad”. Y eso buscaba el constructor medieval. Y juega con las figuras ya citadas, añadiendo la espiral, el arco contracurvo, la curva deltoide que en Ourense está perpetuada en la rosa del Norte o rosetón de ese portal. Estrellas, rosetas… todo tiene cabida en este microcosmos. Incluso en alguna zona del templo ourensano un matemático podrá observar la propiedad de autosemejanza que tan propia es de los números fractales, esto es, cuando una pequeña parte de un objeto es una réplica a menor escala de su totalidad.

El rosetón norte describe la curva deltoide. FOTO: J. M. G.
El rosetón norte describe la curva deltoide. FOTO: J. M. G.

   Curiosamente la catedral ourensana permite hablar de geometrías varias: equiforme, euclídea, proyectiva, hiperbólica, descriptiva, diferencial, fractal, etc. E incluso nos permitiría estudiar estadística. En la heráldica, en la escultura y en la arquitectura de esta catedral se esconden las matemáticas. Y también en su música.

   Como señala Jean Pierre Bayard, cuando nos acercamos a la catedral, conviene tener en cuenta la inteligencia intuitiva de esos hombres prendados de lo sacro, enamorados de su obra. Porque en aquellos años del medievo, que no eran años oscuros como muchos aún piensan, no se inventaban los símbolos. Se vivían. Y si esto no llega a comprenderse, se hará difícil entender en verdad qué es la catedral medieval.

El cimborrio describe un octógono.FOTO: J. M. G.
El cimborrio describe un octógono. FOTO: J. M. G.
Publicado enCatedral de OurenseInvestigaciónOurensePatrimonio

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