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Informa-Dor o la guía para abordar con rigor noticias sobre catástrofes

El proyecto fue presentado en la Facultade de. Xornalismo de
Santiago

Los colegios oficiales de Periodistas y Psicólogos de Galicia dan pautas para tratar mejor hechos dolorosos

JESÚS MANUEL GARCÍA. El Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia y el Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia han presentado en Santiago las recomendaciones profesionales sobre información y sufrimiento humano. Se trata de incidir en el comportamiento ético del periodista cuando tiene que abordar un tema relacionado con protagonistas del mismo en situación de vulnerabilidad.
La experiencia dice que en los medios de comunicación no siempre se hace un tratamiento adecuado de este tipo de información y ello se detecta en el no respetar el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen del afectado. Por ello las recomendaciones presentadas se recogen bajo el título de Informa-Dor, que en gallego juega con las palabras informador y dolor (dor). Tales recomendaciones sirven para poner en práctica ante casos de violencia de género, suicidio, salud mental, menores y emergencias, catástrofes y personas desaparecidas.

Por ello, a la hora de cubrir la información por casos de emergencias, catástrofes o personas desaparecidas, hay que vigilar que se respete el derecho a la intimidad de las víctimas y de sus familias. Las autoridades no pueden obviar a los medios de comunicación, por ello deben aportar información contrastada regularmente a estos. Si las autoridades no aportan datos a los medios, estos pueden recurrir a otras fuentes menos fiables. Obviamente, compensa lo primero. Se hace un llamamiento a las empresas periodísticas para que contribuyan a que sus periodistas respeten los principios deontológicos en este tipo de noticias, de modo que no caigan en la espectacularización de la información.

Así, al informador profesional se le aconseja, en caso de emergencias, acudir a fuentes expertas y contrastar testimonios y mensajes difundidos en las redes sociales. Hay que centrarse en las víctimas y, antes de difundir sus datos, es necesario comprobar que sus familias ya han sido informadas. En estos casos hay que poner mucho cuidado en la selección del material gráfico: fotos, imágenes… evitando el morbo, la espectacularización, contrastando, además, las grabaciones de terceros.

Es necesario profundizar en los hechos, sus causas, más allá del suceso aislado. Se pide a los periodistas que visibilicen los casos de personas desaparecidas respetando los espacios escogidos por la familia para informar, y difundiendo solamente las imágenes oficiales. En este tipo de información es necesario que prevalezca el rigor, evitando siempre información no contrastada, huyendo de un lenguaje efectista y prescindiendo de datos que no enriquecen la información y que resultan morbosos. Hay que respetar el dolor de las víctimas, sin forzarlas a declarar o para fotografiarlas o sacarlas en cámara si no dan su consentimiento. Es fundamental respetar a la víctima no publicando primeros planos ni imágenes que la degraden y, por supuesto, no repetir imágenes.

Dado que las personas desaparecidas son vulnerables, hay que evitar las especulaciones, manejar con cuidado datos e imágenes, y de una manera más cuidadosa todavía, si se trata de menores.
Ante informaciones cuyos protagonistas son personas con problemas de salud mental, el plan Informa-Dor establece que “partindo da idea de que a enfermidade mental é unha circunstancia máis da persoa que a padece e de que a inmensa mayoría leva unha vida normalizada”, se hable de personas, anónimas o no, capaces de llevar una vida plena e integrada, dado que los tratamientos dan resultado. Se aconseja incluir a las personas con enfermedad mental como fuentes e interlocutores, para visibilizarlas y normalizarlas, rompiendo prejuicios y descartando estereotipos.

Si para la información es importante referirse a la enfermedad mental, entonces hay que utilizar los términos con exactitud empleando el diagnóstico específico, porque para el periodista profesional no vale todo. Es conveniente, según este informe , difundir la lucha por los recursos necesarios para que quienes padecen enfermedades mentales tengan una atención de calidad, inclusiva y completa. Del mismo modo se pide atender a la perspectiva de género para evitar la doble discriminación en el caso de mujeres con enfermedad mental.

No se debe utilizar en el medio de comunicación un lenguaje que estigmatice y discrimine al protagonista de la información ya que este es más que una enfermedad. Es necesario evitar términos propios de la salud mental de manera inapropiada o fuera de contexto. El informe de ambos colegios profesionales recuerda que las personas con enfermedad mental tienen las mismas probabilidades que cualquier otra de cometes actos violentos. Y como la enfermedad mental es un rasgo más de la persona, no debe mencionarse si no es relevante para el hecho noticioso. “A maioría das enfermedades mentais son invisibles. Non alimentes prexuízos con imaxes que transmitas illamento e soidade”, se lee en dicho informe.

En lo que a menores se refiere, este documento resalta que siempre hay que tener presente el superior interés del menor, concepto este que se vuelve más relevante todavía en informaciones de naturaleza negativa, es decir, por casos de violencia, maltrato, vejación, menosprecio, ultraje, entre otros. La protección de menor está por encima de todo tanto a la hora de preparar la información como a largo plazo, es decir, que las circunstancias en que se haya desarrollado la vida de ese menor produzcan el menor daño posible cuando se convierta en adulto. El menor tiene derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen; derecho a la presunción de inocencia, a la defensa y a la resocialización.
¿Cómo actuar profesionalmente desde el medio de comunicación? Informar con rigor y veracidad porque una información mal preparada puede marcar al menor de por vida. Lo que estamos contando en la noticia no es solo una simple noticia. Es imprescindible construir una imagen justa del menor, con sus logros y capacidad de iniciativas. Hay que respetar los sentimientos del menor ante un suceso trágico puesto que puede sentirse intimidado por la presencia de los medios. Los menores no son solamente víctimas o agresores, lo que significa que es necesario contextualizar el conflicto aislado y no hacer generalizaciones negativas sobre la infancia ni la adolescencia. Las informaciones sobre menores sin su consentimiento solo pueden justificarse gracias al interés general. Hay que proteger su anonimato.

Así, cuando a veces hay que cubrir un juicio por abuso sexual de menores, y este se celebra a puerta cerrada, se puede hacer la información pero prescindiendo de cuantos datos permitan identificar a la víctima, y si esta vive en un pueblo, evitar el nombre de la localidad o del barrio de la ciudad en que vive. Y no se deben buscar imágenes en sus redes sociales. Las redes sociales, los perfiles que en ellas tiene el menor son suyos. Por tanto hay que sopesar el interés general y proteger la privacidad del menor. También hay que evitar difundir vídeos de peleas o humillaciones, optando por informar en positivo. Y, por supuesto, no se debe señalar al menor por razones de raza o religión.

Ante casos de violencia contra la mujer, Informa-Dor aporta en su guía práctica consejos para afrontar este tipo de sucesos en los medios. Este asunto hay que tratarlo como un problema social de primera magnitud, que es fruto de un modelo patriarcal y por ello, desigual. En este caso el periodista debe acudir a fuentes expertas en materia jurídica, psicológica y policial para contextualizar la violencia machista. No se puede olvidar el número de teléfono 016 así como citar cuantos recursos hay para la seguridad y la protección contra el maltrato. Conviene divulgar aquellos casos de mujeres que han sobrevivido al maltrato superándolo con éxito y, de igual modo, publicar las sentencias judiciales de condena del agresor. Hay que dar espacio a los hombres que defienden la igualdad y que rechazan toda estrategia de dominación y de control, es decir, que no defienden el patriarcado.

Es preciso saber que la violencia machista atenta contra la libertad y contra los derechos humanos, por lo que los medios no deberían publicar estas noticias en la sección de sucesos. Se precisa titular con rigor evitando el uso eufemístico de expresiones que atenúen la responsabilidad criminal del maltratador. Tampoco se aconseja emplear expresiones manidas del tipo: “Otro caso más de…” porque no ayudan a erradicar la violencia contra la mujer. Hay que señalar al agresor como culpable y no banalizar la agresión ni culpar a la víctima, porque la violencia no se justifica jamás. Tampoco se debe hacer uso de detalles morbosos ni poner a la víctima, a la mujer, en un papel secundario o dependiente.

El último apartado es el de las informaciones relacionadas con casos de suicidio, que es la primera causa de muerte por motivos no naturales en España. Hay que ofrecer información resonsable acerca de este asunto. Habitualmente se oculta a no ser que se trate de un personaje famoso. Conviene hablar de la prevención del suicidio y qué medios hay para evitarlo o cómo atender a los afectados.
Así se aconseja hablar de las muertes por suicidio pero también de los factores de riesgo y los medios de prevención. Seguir las recomendaciones de @opsoms para informar de manera responsable, exacta y útil. Las noticias sobre suicidios han de tratarse como información de salud y deben ser enfocadas como un fenómeno multifactorial en el que pueden interactuar varios factores. Es necesario promover la ruptura de tabús, silencios y estigmas alrededor del suicidio. De igual modo conviene trabajar al lado de las autoridades sanitarias en la presentación de los hechos y emplear en todo momento fuentes fiables. Se recomienda informar sobre ayudas y recursos contra el suicidio.

Nunca se debe informar de un suicidio como algo simplista y se recomienda no incluir estas noticias en la sección de sucesos ni en la portada. No se debe publicar una detallada descripción del método empleado ni tampoco publicar fotografías ni mucho menos hacer publicidad de los escenarios habituales de suicidio. El documento InformaDor recuerda que no se debe glorificar a las víctimas del suicidio, aunque se trate de personajes famosos.

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