JESÚS MANUEL GARCÍA. Nuestra parada de hoy la haremos en uno de los puentes que cruzan el río Miño a su paso por la ciudad de Ourense. El viaducto del ferrocarril. Allá por 1913 el ingeniero Federico Cantero Villamil diseñó un puente ferroviario que habría de salvar el Miño en esta ciudad para que pasara la futura línea de Zamora. Iba a ser un puente metálico espectacular, mucho más grande que la Ponte Nova. Con el transcurrir de los años se optó por el uso del hormigón armado con el que se levantó el gran viaducto que vemos hoy, situado en el punto kilométrico 247,746 de la línea, entre las estaciones de San Francisco y Empalme. En el lado de Zamora se halla el túnel número 95 y el puente de As Lagoas.
Los primeros sondeos para calcular la cimentación del viaducto datan de 1930. El primer proyecto se realizó en 1933 quedando aprobado el 21 de junio de 1943. Lo diseñó el ingeniero José Luis Tovar Bisbal. El plan inicial se refería a un viaducto con cinco arcos parabólicos que al final se quedaron en los tres actuales sobre el río. No fue un viaducto fácil de construir entre otras cosas porque el terreno en el lado del barrio de A Ponte era inestable por lo que hubo de usarse aire comprimido para inyectar el hormigón, una novedad en la época. La técnica empleada fue la de cimbras rígidas de metal enconfrado de madera para aplicar el hormigón. Los primeros tramos en ser construidos fueron los de avenida para allegar las grúas con las que montar las cimbras de los tres arcos centrales.
El viaducto tiene tres grandes arcos al centro de 62 metros de luz y los tramos de avenida constan de once arcos de medio punto de 14 metros de luz. El tramo del lado de Zamora presenta seis arcos y cinco el lado de A Ponte. La longitud total de este viaducto es de 359 metros. Del lado de Zamora el viaducto está complementado por un puente en As Lagoas, con un gran arco central y cuatro repartidos dos a dos a ambos lados. Mide 82 metros de largo; la luz del central es de 16 metros y la de los laterales, de 6 metros.
La inauguración de este viaducto sobre el Miño tuvo lugar el 1 de julio de 1957, dentro del plan de apertura del servicio ferroviario en el segundo tramo de la línea, es decir, entre Puebla de Sanabria y Ourense. Una obra de ingeniería de semejante envergadura fue todo un hito en la época por ser una de las primeras construcciones en las que se empleaba el hormigón armado.
A pesar de su tamaño, esta obra transmite ligereza y forma parte importante del paisaje urbano de Ourense. Desde el año 2000 tiene iluminación artificial que la resalta en la noche y en el 2004 fue pintada de gris.
El presupuesto de dicho puente se había establecido en cinco millones de pesetas y se consideraba la obra de fábrica más importante de la línea, escribía Vicente Risco en Geografía de Galicia. Lo cierto es que la línea presenta otro gran viaducto, no urbano, el Martín Gil sobre el embalse del Esla.
Y como toda gran obra tiene su leyenda, al viaducto ourensano no le falta, pues se cuenta que Franco mandó subir a los trabajadores de este puente a bordo del tren que realizó las pruebas de carga dado que no se fiaba de que el puente aguantase el peso del tren. Fuese cierto o no, el viaducto aguantó y aguanta los miles de kilos que a diario pasan sobre él.
-Para mayor información ver la revista Cadernos de Istoria e Arqueoloxía Ferroviaria, nº 2, Ourense, Carrileiros de Foula, 2007.
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