Saltar al contenido

El rico interior de la Torre del Homenaje caldelá

La Torre se halla a la izquierda del acceso al castillo caldelao. FOTO: J. M. G.
Exterior de la Torre del Homenaje. FOTO: J. M. G.

JESÚS MANUEL GARCÍA. Visitamos hoy la llamada Torre del Homenaje del castillo de Castro Caldelas. Advertimos que aunque por tal denominación de la conoce, no es la torre original del homenaje, que se situaba en otra zona de la fortaleza. La torre que visitamos es la que vemos a la izquierda del portón de entrada principal al castillo. Y hoy podemos llamarla también torre de las Letras Galegas, porque a ellas está dedicada mediante una exposición. Subir a este edificio es impresionante, un espectáculo por sí mismo. Lo hacemos desde el patio de armas, adentrándonos en la zona donde se halla la biblioteca, en la antigua casa del recaudador.

Acceso al primer piso de la torre. FOTO: J. M. G.
Acceso al primer piso de la torre. FOTO: J. M. G.

   Subimos unos peldaños interiores y en un pasillo vemos al fondo una puerta con arco de medio punto estrecha cuyo arco se prolonga en todo el espesor del muro. A su lado están dos paneles anunciando el acceso a la exposición permanente Castro Caldelas e o pensamento, a arte e as letras galegas. Nos encontramos en el primer piso del edificio del recaudador. Al fondo de la puerta, se ve la luz artificial que ilumina la parte inferior y oscura de la torre. Desde una barandilla podemos observar restos arqueológicos. Pero antes de alcanzarla hay en suelo algunos objetos encontrados en este lugar, como un cañón. Esta torre es una construcción robusta y de considerable altura, levantada entre los lienzos de la muralla. Su planta cuadrangular mide 9,50 x 9,30 m. Se orienta hacia el SSO. Desde este nivel del castillo en el que estamos accedemos, por la citada puerta, al nivel tanto inferior como superiores de la torre. En la zona inferior, iluminada, lo que vemos son los restos de una muralla que fueron exhumados en el año 2008 y que ahora se han visto recientemente afectados por una campaña de limpieza y levantamiento topográfico y la actual musealización.

La puerta deja adivinar el desnivel interior donde está la muralla. FOTO: J. M. G.
La puerta deja adivinar el desnivel interior donde está la muralla. FOTO: J. M. G.

   Para llevar a cabo estos trabajos hubo que iniciar una importante labor de estudio revisando un amplio corpus documental sobre el castillo y su zona viendo documentación urbanística, inventarios de la Xunta, trabajos de autores locales y otras fuentes de información complementarias sin olvidar la cartografía de la comarca y los estudios de análisis de la microtoponimia caldelá. El equipo de trabajo lo dirigió Celso Rodríguez Cao bajo el patrocinio del Ministerio de Cultura. Los años 1466 y 1467 fueron fundamentales en la historia de Galicia por la revolución de los Irmandiños, que no pasó desapercibida en la fortaleza de Castro Caldelas.

   El hecho de exhumar una parte de la primitiva miralla en la parte interior e inferior de la actual Torre del Homenaje demuestra que dicha torre se construyó aprovechando el tramo de muralla como macizado, un vestigio de aquellos hechos bélicos en el caminar de la Edad Media a la Moderna. La muralla que podemos ver consta de hiladas perimetrales de piedra con relleno de tierra y piedras, quedando cortada por la pared norte de la torre, aunque los arqueólogos sostienen que tendría continuación formando parte del primer recinto fortificado del Burgo de Caldelas.

Restos de la muralla dentro de la torre. FOTO: J. M. G.
Restos de la muralla dentro de la torre. FOTO: J. M. G.
IMG_1601
Otra perspectiva de los restos arqueológicos. FOTO: J. M. G.

      Desde este nivel de la torre podemos iniciar la subida, en primer lugar, por unas escaleras estrechas protegidas por una barandilla de madera. La altura interior en esta zona es considerable pues no podemos olvidar que la muralla exhumada que acabamos de ver está ahí abajo, el lo más hondo de esta torre de altos y lisos muros. Los primeros peldaños son pétreos.  Por ahí alcanzamos el segundo piso desde el cual el resto del ascenso se efectúa por escalera de piedra construida en el interior de los muros oeste y norte respectivamente, precisamente los de mayor grosor, pues miden 2,50 metros. El final de la subida es la azotea de la torre.

Restos de la muralla dentro de la torre. FOTO: J. M. G.
Restos de la muralla dentro de la torre. FOTO: J. M. G.
IMG_1607
Espacio interior desde la escalera que lleva al segundo nivel. FOTO: J. M.

   Se cree que el pavimento de cada piso sería de vigas de madera que descansarían en ménsulas de piedra, que aún hoy permanecen en los muros. Hoy lo que pisamos es suelo de cemento y bloques, con lo que se ha modificado el nivel original de esos suelos y que los expertos dicen que suponen una innecesaria alteración de la función histórica del edificio. Las escaleras dentro de los muros son realmente dignas de ver, sobre todo el pirmer tramo occidental, que está iluminado. Llama la atención su bóveda, también escalonada, como si fuese reflejo de los peldaños por los que nos movemos. En estos tramos observamos vanos que se repaten así en el edificio: dos saeteras con derrame interno en la primera planta, con orientación SSO y SSE; en el segundo piso hay dos vanos con arco de medio punto al sur y dos con arco rebajado al este y una saetera con derrame interior al oeste. En la tercera planta hay un vano con arco rebajado o de segmento orientado al este.

En el segundo piso se halla parte de la exposición permanente. FOTO: J. M. G.
En el segundo piso se halla parte de la exposición permanente. FOTO: J. M. G.

   Es curioso ver cómo cada tipo de ventana nos habla de acciones distintas: las saeteras, de obvia función defensiva; las de arco rebajado, serían para recrear la vista y conversar y seguro se deben a la reconstrucción del castillo una vez destruido por los Irmandiños. Así se cree que aquella revuelta afectó a esta torre en concreto en su ángulo NO y en los muros norte y este, donde en los siglos XV y principios del XVI de construyeron los vanos de arco rebajado mencionados. La ventana de la segunda planta que está orientada hacia el sur pudo ser una primitiva puerta que permitía pasar al adarve a través del cual se podía acceder a todas las torres. Tras la revuelta de los Irmandiños esta torre tuvo un carácter doméstico como lo prueba la presencia de una cocina en el segundo nivel. Téngase en cuenta que antes de esa época estas construcciones no eran precisamente confortables para vivir, quedando la vida cotidiana enmarcada en el patio. Hasta que, como vemos, las actividades domésticas entraron en la torre.

El segundo piso fue cocina. FOTO: J.M.G.
El segundo piso fue cocina. FOTO: J.M.G.

 

Detalle de la bóveda de la escalera. FOTO: J.M: G.
Detalle de la escalera dentro del muro. FOTO: J.M: G.
IMG_1627
Curiosa bóveda que cubre la escalera. FOTO: J. M. G.

   Una vez que llegamos a la cima, salimos a una azotea cubierta con madera a doble vertiente. Por ella podemos caminar cómodamente y apoyarnos en los los muros de la cornisa que sobresale de los cuatro muros de la torre, para contemplar, ayudados por paneles explicativos, la grandeza del valle caldelao. La caja de la escalera, desde la azotea, forma una cubierta de piedra de varios escalones a los que es posible subir, para quien no tenga vértigo, y obtener una vista aún más elevada del panorama que desde allí se disfruta. En esta cima es donde verdaderamente uno se da cuenta de la altura de la torre. Semejante edificio está compuesto de sillares bien labrados y repletos también de marcas de cantería, una característica de este castillo.

Otro detalle de la escalera. FOTO: J.M. G.
Otro detalle de la escalera. FOTO: J.M. G.

   El segundo piso cuenta con paneles que hablan de literatura medieval gallega, con las cantigas de Pero Viviáez o el Foro do Burgo de Caldelas, considerado como el primer documento escrito en gallego que se conserva, y otros datos que nos hablan del gallego como lengua culta en aquellos siglos medievales. Tal espacio hoy cultural acogía la ya referida cocina, pues aún está la chimenea amplia.

Planos de la zona inferior arqueológica de la torre. FOTOS: J. M. G.
Planos de la zona inferior arqueológica de la torre. FOTOS: J. M. G.

IMG_1825

    En el tercer nivel continúa la exposición con mobiliario didáctico y datos relativos a escritores como Castelao, Risco o Manuel Casado Nieto. No falta la alusión a Claudio Movilla o a Orencio Pérez. O el aullido del lobo en la tenebrosa noche, efecto sonoro al abrir un pequeño cajón del rincón de don Vicente, cuyas gafas y taza de te se conservan en una vitrina junto a un ejemplar de A Nosa Terra. En la azotea se rinde homenaje a los cuatro vientos a la lengua gallega con referencia al orgullo de utilizarla y a su fiesta del 17 de mayo. Al subir y al descender por esta Torre del Homenaje entre piedra granítica y letras, uno se ve envuelto en el placer de la historia, del patrimonio, de la esencia de Galicia. Hemos terminado un recorrido interior por el alma caldelá y gallega sin duda. Magnífico.

Cubierta de la Torre del Homenaje. FOTO: J.M. G.
Cubierta de la Torre del Homenaje. FOTO: J.M. G.
Saetera en la cima de la Torre del Homenaje. FOTO: J.M. G.
Saetera en la cima de la Torre del Homenaje. FOTO: J.M. G.
Publicado enCastro CaldelasHistoriaOurensePatrimonioRestauración monumental

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *